Expresar y gestionar de manera adecuada las emociones propias y las que otras personas nos manifiestan puede ser fundamental para nuestra calidad de vida. Por esto es recomendable cultivar técnicas de inteligencia emocional que contribuyan a las relaciones con la gente que nos rodea, la propia motivación y el empleo de la sensibilidad. De todo esto se encarga la inteligencia emocional, un aspecto de nuestro yo interior que podemos trabajar y mejorar. Si te animas, te proponemos un viaje al centro de nuestra inteligencia emocional.
¿Qué es la inteligencia emocional?
Como ya sabéis, esto de las definiciones siempre se presta a diferentes interpretaciones, por eso entran en juego cantidad de matices. Sin embargo, una manera bastante precisa de referirnos a la inteligencia emocional sería como la destreza que reúne diferentes actividades y técnicas que ayudan a apreciar y expresar de manera adecuada las emociones. De este modo, emplea la sensibilidad para mejorar las relaciones con quienes nos rodean, motivarse y estructurar las acciones de la vida.
Sin embargo la inteligencia emocional no está simplemente relacionada con las emociones propias. Abarca la capacidad de sentir, entender y controlar los estados emocionales propios, pero también interpretar las emociones de las personas de nuestro entorno y actuar en consecuencia. La empatía, es decir, la capacidad de ponerse en la piel del otro, es uno de los ingredientes fundamentales de la inteligencia emocional.
La empatía es uno de los ingredientes fundamentales de la inteligencia emocional
El psicólogo estadounidense Daniel Coleman fue el encargado de popularizar el concepto de inteligencia emocional como la capacidad para reconocer los sentimientos propios y ajenos. En su opinión, implica cinco capacidades básicas: descubrir las emociones y sentimientos propios, reconocerlos, manejarlos, crear una motivación propia y gestionar las relaciones personales.
Precisamente, esa última capacidad, la de gestionar las relaciones personales, es una de las mayores aplicaciones prácticas de la inteligencia emocional, junto con la posibilidad de conocerse mejor y sentirse mejor con los sentimientos propios. Todo esto contribuirá de forma positiva en tu toma de decisiones.
Trabajar la inteligencia emocional
La manera en la que cada persona gestiona sus sentimientos suele venir de serie. Con todo, sí que es posible aplicar una serie de consejos que ayuden a canalizar nuestras capacidades para sacarle todo el provecho a nuestra inteligencia emocional.
Comienza por afrontar tus sentimientos en lugar de huir de ellos. Identifícalos sin miedo y de manera detallada. No te juzgues por ellos, todas las emociones son válidas, incluso las contradictorias. Tan solo debes aprender a gestionarlas, tan solo deja que fluyan y eso te acercará al veredicto final. Escribir tus sentimientos y tus pensamientos te ayudará.
Escucha a tu cuerpo, él tiende a exteriorizar las consecuencias de tus sentimientos. En cuanto lo detectes, reduce el estrés. Para ello, utiliza el humor y el juego para hacer frente a los desafíos.
Resuelve tus conflictos de manera positiva y evita revolcarte en los sentimientos negativos.
Quizás poner todo esto en práctica sin ninguna guía/ayuda resulta un poco complicado. Por eso, te proponemos un plan que no podrás rechazar: un taller que te ayudará a fomentar tu inteligencia emocional. Mujeres para la Salud y Caldaria nos unimos para proponerte una escapada en la que la relajación, el cuidado del cuerpo y el trabajo con la inteligencia emocional irán de la mano. Cuatro días para conectar cuerpo y mente en un taller de inteligencia emocional con y para mujeres impartido por Pilar Farelo. Y para completar el plan, nada mejor que los tratamientos termales de Caldaria. ¿Te apuntas?