El agua es parte fundamental de nuestro cuerpo. Cada vez que entramos en contacto con ella, tiene un efecto sobre nosotros: desde refrescarnos o hidratarnos hasta arrugar la piel de nuestras manos. En numerosas ocasiones hemos hablado, por ejemplo, sobre los beneficios que los baños termales tienen sobre nuestra salud, pero ¿sabes realmente cómo reaccionamos cuando nos damos un baño? Sigue leyendo y descubre qué le pasa a tu cuerpo cuando lo sumerges en agua caliente.
Circulación y vías respiratorias
Nuestro sistema circulatorio y nuestro corazón son de los primeros en notar cuando nuestro cuerpo se sumerge en baño caliente. El agua genera una presión física sobre el cuerpo que aumenta la capacidad del corazón. De este modo podría decirse que sumergirnos en agua caliente es un buen entrenamiento para nuestro corazón y una excelente manera de ejercitarlo.
Por otra parte, estudios recientes han demostrado que un baño en agua caliente también reduce la presión sanguínea. De este modo, y siempre bajo el control y la supervisión de un médico, pueden ser recomendables para el control de la tensión.
Así, cuando nuestro cuerpo se sumerge en agua caliente, también se alivia la presión y el estrechamiento de vasos sanguíneos. Muchas jaquecas tienen el origen en esta circunstancia, por eso un baño caliente puede ayudar a disminuir los dolores de cabeza de esta índole.
Y de la circulación sanguínea al sistema respiratorio. Cuando estamos dentro de agua caliente también nos vemos bajo la influencia de sus vapores. Las vías respiratorias se alivian y la mucosidad en nariz y garganta se disuelve mucho mejor.
Músculos, piel y relax
Cuando un cuerpo tenso se sumerge en agua caliente, la temperatura del agua relaja los músculos y alivia contracturas. Además calma desgarros musculares, lesiones deportivas e incluso dolores de articulaciones, unas propiedades que se multiplican si a la temperatura se le suman propiedades mineromedicinales.
“La temperatura del agua ayuda a relajar los músculos, aliviando contracturas y relajando cuerpo y mente”
Los poros de la piel también se abren al bañarnos en agua caliente, eliminando toxinas de nuestro cuerpo, dejando al mismo tiempo la piel limpia y libre de impurezas.
Pero más allá de los efectos sobre órganos y músculos, nuestra mente también experimenta una sensación de relajación y bienestar cuando nos sumergimos en agua caliente. Una manera ideal de descargar toda la tensión acumulada a lo largo del día.
Contraste con agua fría
Ahora que ya sabemos un poco más sobre las reacciones de nuestro cuerpo en contacto con el agua caliente, completemos el ciclo con un choque de agua fría.
Este contraste frío-calor provoca que los vasos sanguíneos se encojan y dilaten de manera sucesiva consiguiendo que se estimule la circulación.
El conocimiento es poder, y ahora que sabes como responde tu cuerpo ante un baño caliente utilízalo para conseguir los resultados que deseas en tu cuerpo y mente.