La salud es, tal y como la define la Organización Mundial de la Salud, “un estado de completo bienestar físico, mental y social”, es decir, tener salud es mucho más que no estar enfermo. Llevar un estilo de vida saludable supone tener en cuenta, entre otros aspectos, la alimentación, el ejercicio físico o la prevención de las enfermedades, pero también el entorno en que vivimos o cómo nos relacionamos en sociedad. He aquí diez hábitos saludables que tienen impacto en tu día a día
Muévete
La OMS recomienda a la población adulta que como mínimo realice unos 30 minutos diarios de actividad física de intensidad moderada. Un objetivo que es muy fácil de cumplir, por ejemplo, yendo a trabajar o a hacer la compra a pie en vez de en coche, subiendo las escaleras en vez de coger el ascensor, o saliendo a dar un paseo cada día. Se trata de un volumen de actividad física que te ayudará a mantenerte ágil y en forma; a minimizar enfermedades como las cardiopatías, la hipertensión, la diabetes o la osteoporosis; y a mejorar tu descanso y tu bienestar general.
Aliméntate bien
Una alimentación saludable debe ser variada, incluyendo todo tipo de alimentos de la pirámide nutricional, manteniendo la proporción de un 50-55% de hidratos de carbono, un 30% de grasas y un 10-15% de proteínas. Se debe reducir el consumo de azúcares y de sal, eliminar las grasas trans de la dieta y aumentar el consumo de frutas y verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos. En todo caso, la ingesta calórica debe estar equilibrada con el gasto calórico (entre 1.800 a 2.100 kilocalorías para una mujer adulta con una vida activa y de 2.000 a 2.400 kilocalorías para un hombre). Una dieta saludable evitará que caigas en el sobrepeso y la obesidad, y te protegerá enfermedades como la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares o el cáncer.
Hidrátate
A la hora de beber, el agua debe ser tu primera elección. El agua es vital para el funcionamiento de nuestro organismo: nuestro cuerpo la utiliza para eliminar las toxinas, facilitar el riego sanguíneo, transportar vitaminas y sales naturales hasta las células, regular la temperatura corporal, evitar que se sequen las mucosas, mejorar la función digestiva o lubricar las articulaciones, entre otras funciones. La recomendación es que bebas al menos dos litros de agua al día (ocho vasos) para mantener el cuerpo bien hidratado.
Mantén una correcta higiene
Este es otro hábito saludable que te evitará muchos problemas de salud, como infecciones, problemas en la piel o en la boca, etc. La higiene es un concepto amplio, que incluye tanto el aseo de uno mismo como el entorno en el que vive. Lavarte las manos frecuentemente, ducharte con regularidad, cepillarte los dientes tres veces al día, cortarte las uñas de manos y pies, proteger la piel del sol, o llevar la ropa limpia son hábitos de higiene básicos.
Duerme bien
El sueño es un factor importante para nuestra salud, e importa tanto las horas que dormimos como la calidad del sueño. Cuando dormimos, parte de nuestro cerebro y nuestro cuerpo siguen activos; las diferentes fases del sueño nos ayudan a sentirnos descansados y con energía al día siguiente; procesar información nueva y formar recuerdos; descansar el corazón y el sistema vascular, o fortalecer nuestro sistema inmune. Para una persona adulta se recomienda dormir entre siete y nueve horas al día, y en cuanto a las condiciones para conciliar el sueño y dormir bien, es importante que cuides el entorno (tener un colchón cómodo, una habitación silenciosa y a oscuras, con la temperatura adecuada) y el modo en que llegas a la cama (siempre a la misma hora para establecer una rutina, evitando las cenas copiosas, la televisión o el móvil y el ejercicio físico justo antes de dormir).
Relaciónate
Los humanos somos seres sociales y por ello un hábito fundamental para proteger tu salud –física y mental- es salir de casa y mantenerte activo socialmente. De hecho, el aislamiento social puede provocar un deterioro en las capacidades físicas y mentales de las personas. Estas relaciones sociales pueden ser superficiales, como una conversación con el tendero al hacer la compra, o más profundas, como las relaciones de amistad, pero todas ellas son beneficiosas para la salud: reducen nuestros niveles de estrés, nos aportan diversión y felicidad, favorecen nuestro desarrollo personal o nos sirven como apoyo emocional.
Mantén el cerebro activo
Al igual que ejercitas tu cuerpo, tu cerebro necesita ser entrenado para mantenerlo en forma. Se ha demostrado que un ejercicio constante de las capacidades cognitivas disminuye el riesgo de padecer deterioro cognitivo y la aparición de demencias. Hay muchas prácticas que te ayudarán a tener tu cerebro estimulado: desde leer a jugar al ajedrez, pasando por aprender un nuevo idioma o a tocar un instrumento, o simplemente haciendo cuentas sin recurrir a una calculadora o ejercitando la memoria.
Acaba con los malos hábitos
Ya sea el consumo excesivo del alcohol, el tabaco o las drogas, todos ellos inciden de manera muy negativa en tu salud, así que cuando antes los dejes antes empezarás a notar los efectos beneficiosos en tu cuerpo y tu estado de ánimo.
Disfruta de tu vida sexual
Además de mejorar tu relación de pareja, el sexo tiene beneficios tanto a nivel físico como psicológico. La actividad sexual produce efectos positivos en piel, pelo, suelo pélvico, musculatura, corazón o sistema inmune, además de incrementar la autoestima y reducir el estrés.
Busca el equilibrio emocional
Como dice la OMS, la salud no es solo física, sino también mental. Por ello es importante aprender a gestionar las situaciones de estrés y ansiedad tan presentes en nuestro día a día. Algunas prácticas para combatirlas son el mindfulness y la relajación, pero también puede ayudarte dedicarte tiempo para ti mismo, realizando alguna actividad placentera, como por ejemplo un relajante tratamiento termal.
Si todavía no has incorporado estos hábitos saludables a tu rutina, hoy puede ser un momento para hacerlo. Tu salud te lo agradecerá.