¿Sabías que las minas de wolframio de Galicia tuvieron su importancia en el devenir de la Segunda Guerra Mundial? Por su altísima densidad y dureza, el wolframio o tungsteno se convirtió en un metal imprescindible para la industria armamentística, y Hitler, gracias a un acuerdo con Franco, pudo conseguir en tierras gallegas el wolframio que necesitaba para sus tanques de combate y para fabricar determinada munición.
Los alemanes explotaron minas de wolframio en las comarcas de Valdeorras, Bergantiños, Costa da Morte... hoy la gran mayoría de esas minas están abandonadas y muchas de ellas se han convertido en lugar de peregrinación turística. Te contamos qué minas de wolframio puedes visitar en Galicia.
“La mina de los alemanes”
La mina de wolframio de Valborraz en O Casaio (Carballeda de Valdeorras) fue conocida por el nombre de “la mina de los alemanes”, aunque no fueron estos los primeros en explotarla, sino una empresa belga, que la abrió en 1914. En 1938 los terrenos de la mina fueron adquiridos por un conglomerado de empresas de propiedad nazi, que la explotó hasta 1945. Por allí pasaron cientos de trabajadores, y cerca de medio millar de prisioneros de guerra obligados a realizar trabajos forzosos. La mina se volvió a explotar durante la Guerra de Corea (1950-53) y se abandonó totalmente en 1963.
Aunque parte de las instalaciones quedaron sepultadas por el derribo de una cantera de pizarra próxima en 2010, Hoy se pueden ver restos de edificios tanto de la época belga como alemana e incluso hay una ruta de senderismo (6,5 km) que llega hasta la antigua mina.
La mina de Vilanova
El wolframio de Vilanova (A Veiga, Ourense) comenzó a explotarse en 1918, cuando la Primera Guerra Mundial puso en valor este metal. La mina estuvo activa hasta 1952. En una visita a la zona hoy pueden observarse las fachadas de la vivienda del propietario y de oficinas, así como restos de almacenes, comedores y salas de máquinas. También sigue en el entorno una locomóvil, una máquina de vapor que suministraba electricidad al complejo. Una pequeña ruta de senderismo circular de poco más de 6km permite recorrer la mina, situada a 1.370m y su entorno, el valle del río Maluro.
Foto.
Minas de Fontao
Una de las minas de wolframio más conocidas de Galicia y que más tiempo ha estado en explotación es la de Fontao, en el municipio pontevedrés de Vila de Cruces. Realmente son dos grupos de minas, Tiro y Sidón, en la orilla derecha del río Deza, que produjeron wolframio y estaño entre 1888 y 1974, con algún periodo de paralización) y Angelita, en la margen izquierda del río, de la que se extrajo el wolframio de 1897 a 1918 y de 1952 a 1956. Durante la Segunda Guerra Mundial llegó a tener 3.000 trabajadores, parte de ellos presos políticos que podían reducir sus condenas trabajando en la mina.
En 1956 se construyó el poblado minero de Fontao, restaurado en 2000 y que hoy vuelve a estar habitado. Puede visitarse el Museo de la Minería, para conocer más detalles la historia del wolframio en Galicia, así como los antiguos cine, capilla y escuelas del poblado.
Monte Neme
En el concello coruñés de Carballo, está uno de los restos mineros más fotografiados, Monte Neme. De aquí se extrajo wolframio y caolita desde la Primera Guerra Mundial, manteniéndose la concesión hasta 2012, año en que se abandona la mina.
Se trata de una enorme mole recosa que se alza 386 metros sobre el nivel del mar desde la que se contempla, en primer término, dos lagos de un bello color turquesa que no son otra cosa que balsas de agua contaminada (y por tanto no aptas para el baño), y al fondo, el arenal de Razo-Baldaio. La zona está ahora vallada por motivos de seguridad (además de la toxicidad del agua embalsada, hay taludes de más de 40 metros de desnivel), aunque aún hay quien se sigue aventurando en los terrenos de Monte Neme en busca de una foto única.
Minas de San Finx
Finalizamos este recorrido en la mina de San Finx en Lousame (A Coruña), de la que se documenta actividad extractiva desde la Edad del Bronce. Durante la Segunda Guerra Mundial, San Finx se convierte en un foco industrial de interés estratégico debido a la fiebre del wolframio. Tras quedar abandonada en 1990, y retomarse brevemente la explotación en 2011 y 2012, hoy hay un proyecto para su reapertura.
En la actualidad, algunos edificios de la antigua explotación han sido recuperados como centro de interpretación Museo Minas de San Finx, que admite visitas guiadas.
El wolframio ha sido declarado por la Unión Europea como un elemento estratégico y Galicia sigue contando con buena parte de las reservas de Europa de este metal, por lo que es de esperar un nuevo auge de esta industria extractiva. Mientras no sucede, podemos seguir disfrutando de la belleza de las antiguas explotaciones mineras de wolframio hoy abandonadas.