Si eres uno de esos afortunados que no ha sufrido nunca una contractura muscular, ¡enhorabuena! Pero la realidad es que, en la actualidad, nuestro modo de vida provoca que estén a la orden del día. Una contractura muscular. como su propio nombre indica, es una contracción involuntaria de un músculo o de alguna fibra de manera continuada. Es decir, ese músculo o fibra están, todo el tiempo en tensión.
Causas de las contracturas musculares
Como habíamos dicho anteriormente, el rápido ritmo de vida que llevamos ahora, no ayuda a que nuestro cuerpo esté relajado. Algunas de las principales causas de sufrir contracturas musculares son:
Estrés
Tanto el estrés como la ansiedad o la tensión emocional provoca que nuestro cuerpo, además de nuestra mente, esté en tensión. Estas causas provocan la rigidez del sistema nervioso y, por lo tanto, también de los músculos.
Fatiga postural
Sobre todo aquellas personas que trabajan en una misma postura durante toda la jornada laboral (ya sea de pie, agachados o sentados frente a un ordenador), provoca que nuestros músculos estén fatigados y, por tanto, se contraigan. En los últimos meses, a causa de la pandemia y el teletrabajo, nuestro cuerpo se ha resentido un poco más, provocando dolores que quizá antes no sentíamos.
Mala alimentación
Una alimentación saludable es fundamental tanto para nuestro cuerpo como para nuestra mente. Ahora que retomamos la rutina de la vuelta al trabajo, los niños al colegio o la formación contínua para seguir creciendo en nuestros trabajos, parece que el tiempo se queda corto. ¿Y qué es lo primero que sacrificamos? Las comidas. Apenas un desayuno ligero, comida muchas veces ‘prefabricada’ y cenas abundantes. Olvídate de todas esas malas costumbres ya que una mala alimentación provoca intoxicaciones tanto en los músculos como en los tejidos del cuerpo.
Deshidratación
Bebemos menos de lo que deberíamos y eso es un hecho. Y no, no tenemos que beber 2 litros de agua al día por fuerza. Nuestro cuerpo necesita hasta 2 litros de agua (algunas veces más si practicamos ejercicio, sobre todo intenso) entre lo que bebemos y el agua que nos proporcionan los alimentos. Por eso es bueno elegir siempre para nuestras comidas alimentos ricos en agua y acompañar nuestra jornada con una botellita de agua en la mochila. ¡Resulta más fácil beber poco a poco que hacerlo todo de golpe! Importante: cuando practicamos ejercicio sudamos, por lo que nos deshidratamos, pero también perdemos sales minerales, esenciales para el buen funcionamiento de nuestros músculos y, por ende, evitar contracturas y otro tipo de problemas.
Otras de las causas más comunes por las que podemos sufrir una contractura muscular son el frío, el exceso de ejercicio o un reflejo visceral provocado por el mal funcionamiento de algún órgano que provoca que los músculos se contraigan.
Síntomas de las contracturas musculares
Los síntomas son muy fáciles de identificar, sobre todo si somos conscientes de que estamos llevando una vida sedentaria o una vida con exceso de ejercicio. Entre los más comunes están los dolores y rigidez de las articulaciones y músculos, debilidad muscular o imposibilidad de realizar algún tipo de movimientos.
Dependiendo de la zona del cuerpo en la que se sufra la contractura muscular tienen diferentes síntomas.
Región superior
Si sufrimos una contractura en las cervicales, por ejemplo, esta vendrá acompañada de mareos, dolores de cabeza e incluso migrañas, que puedan llegar a paralizar nuestra actividad diaria por completo.
Si sufrimos una contractura en los llamados músculos escalenos, que se encuentran a los lados del cuello y que, interfieren también con los nervios espinales, podremos sufrir sensación de frío en las manos, dolores agudos, sensación de pesadez en los brazos e, incluso parestesia, es decir, cosquilleo, calor o frío en la piel debido a que las contracturas interfieren en nuestro sistema nervioso.
Región media
A la altura de la cadera, en los músculos piramidales, también podemos sufrir contracturas musculares. Estos músculos aumentan su grosor debido a la contractura y provocan dolores agudos, imposibilidad de movimiento de diferentes rangos y se puede llegar a confundir con una ciática.
Región inferior
Seguramente alguna vez hayas sentido un calambre en un gemelo tanto si estabas acostado como si estabas practicando ejercicio. Un calambre y una contractura son, en esencia, lo mismo. La única diferencia es que mientras los calambres duran apenas unos minutos; una contractura muscular puede durar entre 5 o días 10 e incluso más si no se realiza algún tipo de tratamiento. Si nuestros gemelos sufren un fuerte impacto o sobrecalentamiento por, por ejemplo, un exceso de ejercicio, son más propensos a desarrollar calambres continuados o, directamente, contracturas.
Prevenir y tratar las contracturas musculares
En realidad tanto prevenir como tratar las contracturas musculares es fácil. Simplemente hay que evitar una serie de malas posturas corporales a la hora de realizar tanto nuestro trabajo como nuestro ejercicio, movernos más y procurar que tanto nuestro cuerpo como nuestra mente esté relajada.
Estos son algunos tips para prevenir las contracturas:
Practicar ejercicio regularmente
En tu rutina diaria debes practicar algo de ejercicio. No estamos hablando de ejercicio intenso y mucho menos si acabas de empezar a ponerte en forma. Comienza con ejercicio ligero y podrás ir subiendo de intensidad a medida que te encuentres mejor y con más fuerza.
Calienta siempre antes de realizar un deporte
No salgas a correr sin haber estirado tus músculos ni realices un deporte de alto impacto si previamente no has practicado ejercicio durante toda la semana. Evitará contracturas musculares y problemas mayores.
Mantén una postura correcta
Es cuestión de rutina también. Cuando trabajamos sentados ante el ordenador solemos adoptar posturas cómodas que nada tienen que ver con posturas saludables. Estírate bien y apoya el total de la espalda en el respaldo de la silla. Si trabajas de pie, procura no estar quieto todo el tiempo, camina un poco en la medida de lo posible o bascula el peso de tu cuerpo en un pie u otro alternativamente. ¡Te ayudará a fatigarte menos!
Practica yoga
Ya no sabemos cómo decir que el yoga es bueno para todo. Comienza realizándolo de 15 a 20 minutos tres días por semana y, después, podrás aumentar las sesiones. Mover tu cuerpo evitará que sufras contracturas y, además, ayudará a despejar tu mente.
Practica algún método de relajación
Después del estrés de todo el día, de correr de un lado a otro de tarea en tarea, regálate 10 minutos para ti. Utiliza diferentes modalidades de relajación como la aromaterapia, por ejemplo, para que tu cuerpo recupere la energía. Prueba el mindfulness, ¡no lo dejarás más!
Mantén un estilo de vida saludable
Comer bien, practicar ejercicio moderado, socializar y animarte a probar aquellos hobbies que más te gusten te ayudarán a tener una mente más centrada y un cuerpo más relajado. ¡Dirás adiós a las contracturas musculares y también al estrés!
Visita un balneario
En nuestros balnearios Caldaria, Arnoia, Laias y Lobios, puedes disfrutar de tratamientos adecuados para eliminar los dolores tanto de contracturas musculares como de cualquier otro tipo. Puedes disfrutar de experiencias completas con alojamiento o masajes y ‘puestas a punto’, es decir, tratamientos de balneario, para comenzar el nuevo año laboral por todo lo alto. ¡Te esperamos!