En 2021 la UNESCO reconocía el Tai Chi (también denominado Tai Chi Chuan) como “patrimonio cultural inmaterial de la humanidad”. Esta práctica china se ha extendido por todo el mundo por algunas razones básicas: lo puede practicar cualquier persona, con cualquier condición física y en cualquier momento y lugar.
Su origen es incierto, pero la tradición china explica su nacimiento con una hermosa leyenda: fue creado por un taoísta inmortal después de ver el duelo entre una cobra y un águila. El reptil atacaba y se contorneaba para defenderse. Nunca huía, porque eso hubiera supuesto su fin. Así, muchos de sus movimientos recuerdan el baile de las serpientes.
Podíamos traducir Tai Chi Chuan (o Tai Ji Quan) como “el boxeo supremo”. En chino, “Tai” significa “sin límite, desmesurado”; “Ji” son las vigas del techo que se apoyan una sobre las otras y representan dos fuerzas opuestas que se sustentan; por último, “Quan” es “puño”. Estamos ante un arte marcial (interno), en contraposición al tradicional Kung Fu.
Qué es el Tai Chi
En el Tai Chi hay movimientos circulares relajados, pero con el cuerpo en constante movimiento. Van unidos con el control de la respiración y también implica un ejercicio mental, de sosegar la mente. Puedes realizar cada postura en el tiempo que consideres oportuno, por lo que esta práctica deportiva se adecúa a distintas condiciones físicas y sea cual sea tu tiempo disponible. Tampoco requiere ningún material ni ningún espacio determinado, aunque se aconseja que se realice en grupo y al aire libre.
Existen cinco estilos o escuelas, que se nombran por los apellidos de sus creadores. El estilo Yang es el más original y el más practicado: quizás el que todos tenemos en mente con sus movimientos lentos y armoniosos. Sin embargo, en la variante Chen, se incorporan cambios de dirección, patadas o saltos (no hay que olvidar que es un arte marcial para defenderse del enemigo).
La modalidad deportiva reúne 42 movimientos distintos. No se realizan ejercicios específicos para una parte del cuerpo, sino que se contempla al organismo como un todo interconectado. Integra la parte superior con la inferior; el lado derecho con el izquierdo; las extremidades con el núcleo y, por supuesto, el cuerpo entero con la mente.
Beneficios del Tai Chi
Con la práctica del Tai Chi puedes corregir tu postura corporal, mejorar el equilibrio y ganar fuerza, sin dañar las articulaciones. También se recomienda para armonizar las emociones y combatir trastornos mentales, como la ansiedad, los cuadros agudos de estrés, los ataques de pánico o la depresión. Sin embargo, sus beneficios no quedan aquí.
Según la medicina tradicional china, los movimientos del Tai Chi lograban hacer fluir el “chi kung” o la energía vital del cuerpo. La ciencia occidental ha avalado más beneficios. Por ejemplo, la Asociación Americana del Ictus ha comprobado cómo los supervivientes a esta enfermedad cerebrovascular mejoraban de forma asombrosa su fuerza en manos y brazos realizando estos movimientos incluso estando sentados. ¡En tan solo tres meses volvían a recuperar sus actividades diarias!
Por su parte, el British Journal of Sports Medicine ha publicado un estudio que demuestra cómo el Tai Chi mejora la calidad de vida de pacientes con artritis, cáncer de mama, problemas respiratorios crónicos e incluso después de infartos, ya que reduce la presión sanguínea alta. También se ha medido cómo incrementa el volumen cerebral: aquellas personas que lo practican tres veces por semana tienen mejores resultados en test de memoria y razonamiento. Por eso, se cree que podría ser un gran protector contra enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Pero, sobre todo, el Tai Chi es “recetado” para problemas relacionados con huesos y articulaciones, como la artritis reumatoide. Según los expertos, aunque no reduzca del todo la hinchazón de las articulaciones, sí consigue una mejora significativa de la flexibilidad, sobre todo en los tobillos. Así también, al aportar más firmeza en los pies, ayuda a disminuir el riesgo de caídas.
Sus beneficios son múltiples y, en teoría, lo puede practicar cualquier persona. Sin embargo, como cualquier otro ejercicio, se recomienda consultar al médico de cabecera antes de practicarlo. También deberían adaptar sus movimientos las personas embarazadas o las que sufren alguna hernia o una osteoporosis grave.
Por si fuera poco, el Tai Chi es utilizado para aumentar la creatividad. Hay multitud de artistas, músicos o escritores que intentan desbloquear sus musas con sus movimientos fluidos. Aseguran que la mente se relaja tanto que se activa la denominada “mente lúcida”.
Nadie mejor que uno de los principales maestros de esta disciplina, Cheng Man-ch’in, para resumir los beneficios de esta práctica deportiva: “El Tai Chi Chuan, el gran final, fortalece a los débiles, levanta a los enfermos, vigoriza a los debilitados y anima a los tímidos”.
