Los beneficios del termalismo son conocidos desde hace siglos y permiten cuidar cuerpo y mente. Ya busques relajarte, cuidar tu aspecto o recuperarte de alguna dolencia, el agua es una gran aliada. Y es que ya lo decía el antropólogo, escritor y científico Loren Eiseley, “si hay magia en este planeta, está contenida en el agua”.
El uso de las aguas termales en los procesos de rehabilitación está cada vez más en auge. Y no es de extrañar ya que las característica físicas del medio, sus cualidades minerales y la respuesta del cuerpo en el agua colaboran a que estas terapias sean más llevaderas y eficaces.
El principio de flotación, una de las propiedades específicas del agua, permite que los pacientes en procesos de rehabilitación puedan hacer movimientos que fuera del agua les resultarían mucho más complejos, dolorosos e incluso imposibles. Cualquiera de nosotros puede comprobarlo. Intenta levantar un peso fuera del agua, ahora prueba a hacerlo sumergido, ¿resulta más fácil? Pues eso mismo se aplica a los ejercicios de rehabilitación. Con una sensación menor de esfuerzo y evitando ciertas molestias se realizan sesiones muy completas.
La movilidad, la resistencia, la coordinación y el equilibrio son los cuatro grandes objetivos que se busca trabajar en tratamientos de balneoterapia. El abanico de ejercicios que se pueden realizar en el agua es muy amplio y variado.
Aguas mineromedicinales en procesos de rehabilitación
Parte de los beneficios de la balneoterapia en la rehabilitación, como decíamos, depende solo del agua como elemento y de cómo se comporta nuestro cuerpo dentro de ella. Pero las propiedades concretas de las aguas mineromedicinales multiplican esos beneficios. El agua termal proviene del interior de la tierra, lo que la carga de minerales y en el caso de las hipertermales, eleva su temperatura. Tan solo con sumergir tu cuerpo en esa agua caliente y mineralizada se estimula la oxigenación del organismo y mejora la circulación sanguínea. Asimismo, tiene un efecto relajante sobre las contracturas y las rigideces, algo fundamental cuando se habla de tratamientos de rehabilitación.
Ya más en detalle, la composición de cada tipo de agua ofrece unos beneficios u otros. En el caso del balneario Caldaria Laias, sus aguas son hipertermales, predominantemente bicarbonadas sódicas y alcalinas. Entre otras cuestiones, como problemas gástricos, estas aguas contribuyen de manera significativa en procesos postquirúrgicos y postraumáticos, incluyendo procesos de rehabilitación. Aunque las aguas del Caldaria Arnoia presentan una composición diferente, tratándose de aguas hipotermales, de mineralización débil, sulfuradas-bicarbonatadas, fluoradas y con un PH cerca de la neutralidad, también se indican para este tipo de casos.
Perfil del beneficiario
Todos los tratamientos de balneoterapia deben estar revisados por un equipo médico, aunque se trate de procesos poco agresivos y de fácil tolerancia por parte de los pacientes. A través de ellos puedes atajar diferentes problemas del aparato locomotor, digestivo, circulatorio, respiratorio y urinario. Son muchos los perfiles que se pueden beneficiar de este tipo de tratamiento, pacientes de rehabilitación que provienen de accidentes de tráfico u otros traumatismo, personas con procesos neurológicos o con procesos neumáticos, entre un largo etcétera. Pero no debemos olvidar la capacidad preventiva de la hidroterapia. Así que no es necesario que presentes ningún cuadro diagnosticado, simplemente comienza a cuidarte. Y estés en la situación que estés no dejes de consultar el servicio de balneoterapia de WaterHealth.
La Organización Mundial de la Salud reconoce desde 1986 el uso de aguas termales en terapias médicas, entre las que se incluye la rehabilitación. Recuerda que la hidroterapia es fuente de salud para cuerpo y mente, tanto la hidroterapia externa, de la que no hemos ocupado en esta entrada, como la interna, de la que hablaremos muy pronto, así que permanece