Cerca de un millón de personas en España padecen psoriasis, una dolencia con un trasfondo que va más allá que una simple afección cutánea. Desde HDOSO profundizamos en esta enfermedad crónica descubriendo qué es, cuáles son sus síntomas, qué tipos de psoriasis hay y qué tratamientos son los más indicados.
La psoriasis, una enfermedad crónica
La psoriasis es una dolencia crónica cuya manifestación visible es a través de la piel, pero en realidad se trata de una enfermedad inflamatoria que tiene su origen en un trastorno del sistema inmune.
En circunstancias regulares, las células de la piel crecen desde las capas más profundas y suben lentamente hasta la superficie. Así se sustituyen de manera constante las células muertas de la superficie. Este proceso llamado renovación celular tarda aproximadamente un mes en completarse. Pero en el caso de las personas que sufren psoriasis, la renovación celular se acelera y transcurre en unos pocos días, siempre menos de una semana. Esto ocasiona que las células nuevas emerjan demasiado deprisa y se acumulen en la superficie.
¿Qué ocurre entonces? Aparece la descamación y la inflamación en la piel, acompañada de dolor, picazón, hinchazón y coloración. Aunque se desconocen las causas exactas que provocan esta enfermedad, los investigadores apuntan a que la psoriasis puede producirse por una combinación de factores genéticos y ambientales.
La psoriasis no entiende de edad ni de condición y las personas que la sufren aseguran enfrentarse a importantes barreras sociales que van desde el sistema sanitario al trabajo o el colegio. Por eso, explican que la información y el respeto son fundamentales y apuestan por romper barreras, un mensaje que transmiten cada año en el Día Mundial de la Psoriasis que se celebra cada 29 de octubre.
Síntomas y tipos de psoriasis
Cada persona afectada por la psoriasis puede presentar diversos síntomas de la enfermedad, muy distintos a los de otros pacientes. Notarse la piel seca y agrietada es uno de los primeros síntomas; después, puede aparecer una sensación de intenso picor, que viene acompañada de ardor en la zona e, incluso, de dolor.
Pero no son los únicos síntomas: los niños suelen presentar pequeños puntos con escamas en su piel, los mayores manchas rojas que están cubiertas de encamación y, en los casos más extremos, las articulaciones se inflaman y permanecen rígidas, dificultando incluso el movimiento. Hay diversos tipos de psoriasis, éstos son los más importantes.
- Psoriasis en puntos: Es la más habitual en los niños y suele estar provocada por una infección bacteriana. Aparecen escamas en forma de puntos o gotas en diversas partes del cuerpo como piernas, brazos, cabeza o torso. En muchos casos son brotes puntuales que no vuelven a aparecer y en general son lesiones más finas de las frecuentes en esta enfermedad.
- Psoriasis en placa: Posiblemente, es la forma más habitual de ver la psoriasis. Se trata de placas rojas que se dan en pieles secas y sobre las que aparecen escamas blanquecinas. Se pueden localizar en cualquier parte del cuerpo y aunque las vemos con frecuencia en los brazos, también podemos llegar a encontrarlas en el interior de la boca.
- Psoriasis inversa: Esta variante de la enfermedad provoca manchas de piel roja que empeoran por culpa del roce o del sudor. Se localizan en zonas que quedan ocultas como las axilas, los genitales o debajo de los pechos.
- Psoriasis de las uñas: Aparece tanto en las uñas de las manos como en las de los pies y provoca un crecimiento anormal de éstas, además de picor. En los casos más extremos las uñas se separan de los dedos en incluso llegan a astillarse.
Tratamientos contra la psoriasis
La psoriasis afecta por igual a personas mayores y a jóvenes o, incluso, niños. Dependiendo de la edad y del grado de afectación de la enfermedad se recomienda un tratamiento u otro, ya que existen diversas opciones, y no es fácil determinar cuál es la mejor en cada caso. Lo mejor, siempre, es consultar con un dermatólogo para que nos aconseje.
Tratamientos tópicos
Es el más antiguo y el más habitual. Se trata de aplicar cremas, pomadas, ungüentos o lociones en las zonas afectadas para que los principios activos que las componen hagan efecto. La gran mayoría contienen diversos tipos de corticoides, que reducen la inflamación y alivian los picores; también se recetan principios análogos de la vitamina D, que desaceleran el crecimiento de las células; los retinoides tópicos son análogos de la vitamina A y ayudan a reducir la inflamación.
Esos son los compuestos más habituales, pero también están la antralina, el alquitrán de hulla o el ácido salicílico, entre otros. Este tipo de tratamiento está indicado para aquellas personas que sufren una psoriasis leve o moderada y se trata de aplicar los tópicos prescritos por un dermatólogo sobre las zonas afectadas.
Fototerapia
En este tratamiento se expone a los enfermos bien a luz natural o bien artificial. Se trata de que las personas reciban una cantidad controlada de luz para que ejerza un efecto antiinflamatorio. Hay varios tipos de fototerapia, aunque los más habituales son con luz solar o con luz ultravioleta B.
La fototerapia con luz solar busca la desaceleración en el crecimiento de las células de la piel que van a sustituir a las células muertas. Es una terapia compleja que debe estar bien controlada ya que aunque los rayos del sol son beneficiosos, una exposición prolongada puede provocar el efecto contrario al perseguido.
La fototerapia con luz ultravioleta B se puede dividir entre la de banda ancha y la de banda estrecha. El de banda estrecha es más eficaz que el de banda ancha, pero tiene el riesgo de poder provocar quemaduras. Ambos se usan tanto en manchas aisladas como en zonas más grandes afectadas y hay varios efectos secundarios descritos, como picores o enrojecimiento de la piel que se puede mitigar con cremas humectantes que ayudan a retener la humedad en la piel.
Fármacos
La última posibilidad cuando el cuerpo no responde ni a las cremas ni a la fototerapia es la de recurrir a los medicamentos. Los dermatólogos pueden prescribir fármacos durante cortos periodos de tiempo, ya que pueden producir efectos secundarios graves.
La mayoría de las opciones pasan por la ciclosporina, que inhibe el sistema inmunitario; el metrotexato, similar al anterior pero que puede tomarse durante un periodo más largo; los retinoides, aunque pueden provocar caída del cabello; o medicamentos biosimilares, que son de origen biotecnológico y están diseñados para alterar el sistema inmunitario.
Tratamiento termal
Además de los tratamientos médicos que ya hemos visto, las terapias alternativas con aguas termales pueden ser una gran ayuda. Los compuestos activos de las aguas mineromedicinales actúan directamente sobre la piel brindándole diversos beneficios terapéuticos. Tienen propiedades antiinflamatorias que reducen la inflamación producida por la psoriasis. Además, las aguas termales aportan nutrientes que favorecen la cicatrización cutánea e hidratan la piel.
Las aguas más recomendadas en casos de psoriasis son las de mineralización fuerte o media y, en concreto, surgen un gran efecto aquellas con alto contenido en azufre. El azufre de las aguas mineromedicinales penetra a través de la dermis produciendo un descenso de la inflamación, acción antialérgica, incremento de inmunoglobulina A y G, neutralizando los radicales libres y estimulando la regeneración celular. Además actúa como queratolítico, desprendiendo las escamas que produce la enfermedad.
Si eres una de las personas que lidian a diario con la psoriasis, esperamos que los tratamientos en balnearios te ayuden con tu dolencia. Y si no padeces la enfermedad, deseamos que tomes conciencia y rompas barreras con la psoriasis.