El año 1992 fue el de los Juegos Olímpicos de Barcelona, la Exposición Universal de Sevilla, el nacimiento del AVE, etc. Pero para los vecinos de Aceredo, fue el año en el que tuvieron que abandonar sus casas porque se iba a construir un embalse que lo anegaría por completo. Ahora, tres décadas después, la sequía que asola la Península Ibérica ha hecho que Aceredo vuelva a emerger, dejando al descubierto los restos de las casas que quedaron a su suerte. Hay quien lo llama ya el pueblo sumergido de Aceredo, la Atlántida gallega.
A lo largo del siglo XX, multitud de pueblos españoles desaparecieron bajo las aguas de pantanos y embalses que se levantaron para almacenar el agua de los períodos húmedos y utilizarlo en los momentos más secos del año. De esa manera, se garantizaba el abastecimiento de agua potable para una determinada zona, pero también el riego y se generaba energía eléctrica por medio de centrales hidroeléctricas.
Uno de esos lugares fue Aceredo, una pequeña población cercana a Lobios, en la Baixa Limia, y que el 8 de enero de 1992 desapareció para siempre bajo las aguas. Mejor dicho, para siempre no, porque este 2022, treinta años después de que inaugurara el embalse de Lindoso, una construcción transfronteriza que afecta a suelo portugués y español y que se ha quedado casi vacía por culpa de la sequía.
El embalse apenas alcanza el 15% de su capacidad, algo impensable salvo en situaciones de extrema sequía como la que se está viviendo en buena parte de Galicia este año. Y eso ha dejado al descubierto un pueblo en el que vivían más de un centenar de personas a principios de los años 90, muchas de las cuales han regresado ahora por primera vez para ver si sus antiguas casas siguen en pie.
Qué ver en Aceredo
En Aceredo los suelos de las casas están igual de cuarteados que los caminos, fruto de la acción del agua con el paso del tiempo. Los turistas llegan por decenas en los últimos meses para hacerse fotos en las calles, junto a las casas o delante de la fuente, de la que sigue saliendo agua hoy en día.
Por supuesto, uno de los lugares más fotografiados es un coche que quedó abandonado y que, al igual que el resto de casas, ha emergido en los últimos meses a la superficie. También se llega hasta las antiguas huertas, que siguen conservando la división de las fincas como estaban hace 30 años, e incluso el viejo cementerio, aunque se ha tapado con una losa de hormigón.
Lo que no encontrarán allí es la antigua iglesia, ya que esta fue desmontada pieza a pieza y trasladada al nuevo pueblo de Aceredo antes de anegar la zona. Fue por petición expresa de los vecinos, que se encerraron en el templo hasta que se les garantizó que podrían seguir acudiendo a su iglesia de siempre en su nueva ubicación. Sin embargo, lo que no todos los visitantes saben es que es la segunda vez que este templo cambiaba de lugar, ya que en 1769 se trasladó la iglesia desde Manín a Aceredo porque se decía que ese pueblo tenía más futuro.
Cómo llegar al pueblo sumergido de Aceredo
Para llegar hasta Aceredo desde cualquier punto de Galicia, lo más fácil es hacerlo por la autovía AG-31 que sale de la A-52 hasta Celanova y continuar por la OU-540 hasta Lobios. Antes de llegar a la capital de la región del Xurés hay que dejar el desvío a la izquierda y continuar por la misma carretera por la que llegábamos hasta encontrar el pueblo sumergido de Aceredo.
Allí encontraremos una zona para poder dejar el coche sin temor a ser multados (no hay que hacerlo en la misma carretera como hacen muchos visitantes) y poder recorrer el antiguo pueblo, sus casas y hasta su cementerio. Eso sí, las autoridades recomiendan no salirse de los caminos marcados ni tratar de acceder a zonas difíciles, ya que zonas sin tapar que podrían provocar lesiones importantes a los visitantes.
Los vecinos de la zona culpan a la empresa portuguesa EDP, responsable de la presa, de haber esquilmado el agua del embalse para producir energía y sacarle el máximo beneficio, algo que también ha sucedido en otras partes de Galicia y del resto de España.
El pueblo sumergido de Aceredo se ha convertido en una atracción más de una zona ya de por sí espectacular por impresionantes recursos naturales como las Pozas de Mallón o las Pozas do Homem. Ahora, la Atlántida gallega supone una razón más para visitar este extraordinario lugar al sur de la provincia de Ourense y qué mejor manera de hacerlo que hacerlo desde el balneario Caldaria de Lobios, el mejor punto de partida para conocer el Parque Natural Baixa Limia-Xurés.