El agua fluorada blinda los huesos: se considera fundamental en la infancia para prevenir las caries y, a medida que envejecemos, nos ayuda a prevenir la aparición de osteoporosis y otras enfermedades óseas. Sigue leyendo para saber más de este tipo de aguas.
¿Qué es el agua fluorada?
El flúor y el agua fluorada tienen muy mala prensa. Ocurre un poco igual que con el agua sulfatada. Sin embargo, ambas, en las cantidades adecuadas, resultan muy beneficiosas para el organismo.
Las terapias con agua fluorada se recomiendan para muchas enfermedades de los huesos</b; en especial, la osteoporosis. Catalogada como “la epidemia silenciosa del siglo XXI”, solo en nuestro país afecta a más de 3,5 millones de personas. Las mujeres en la premenopausia son el grupo más vulnerable, ya que la padecen un 35% de las mayores de 50 años.
Además, está detrás de un gasto sanitario gigantesco. La osteoporosis no causa síntomas previos: el hueso se va erosionando hasta que se producen las fracturas. Se calcula que provoca más de 65.000 fracturas de cadera al año, pero también son frecuentes las lesiones en vértebras y muñecas.
Las aguas fluoradas o ricas en flúor ayudan a fortalecer los huesos. ¡Y nunca es tarde para ello! No hay que olvidar que el hueso siempre está en continua regeneración. Normalmente, el esqueleto completo se reemplaza cada 10 años. Precisamente, la osteoporosis aparece cuando, por diferentes motivos, no se puede hacer este recambio.
Algunas aguas termales son ricas en fluoruros. Hasta hace unos años, el flúor solo se asociaba al cuidado de la boca, pero se ha descubierto que existe una relación directa entre este elemento químico y el aumento de la densidad ósea. Además, estas aguas también destacan por su poder antiséptico.
El agua fluorada y el dolor
En los balnearios, el agua fluorada entra en contacto con la piel y no se absorbe por vía digestiva, evitando así posibles efectos secundarios. Además, no solo tendrá beneficios a nivel físico: la terapia termal es una gran aliada contra el control del dolor, en especial para las dolencias relacionadas con huesos y músculos.
De hecho, la termoterapia puede ayudar a disminuir el consumo de medicamentos por vía oral. Debido a su temperatura, ejercen un efecto relajante y reducen las contracturas de los músculos, además de actuar como analgesia para las articulaciones.
Las aguas fluoradas se pueden combinar con otras terapias como los tratamientos con parafangos, muy recomendado para procesos reumáticos, o la talasoterapia con agua del mar.
¿Y el agua fluorada para beber?
Desde hace décadas, muchas poblaciones de todo el mundo (también españolas) añaden cantidades muy controladas y seguras de flúor al suministro de agua potable. La fluoración del agua se comenzó a hacer en Michigan (EE.UU.) en 1945. Gracias a esta medida, y en plena postguerra, Estados Unidos consiguió reducir a un tercio la incidencia de caries infantiles. De hecho, se considera uno de los grandes hitos del siglo XX en materia de salud pública.
Según los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, el coste anual de la fluoración del agua es de aproximadamente 51 céntimos por persona y cada dólar invertido ahorra 80 dólares en facturas dentales.
En España se ha ido dejando de fluorar el agua a medida que los cuidados dentales se extendían en la población. A día de hoy, solo lo mantienen las comunidades de Murcia, Andalucía, Extremadura y Euskadi (aunque sopesan ya su retirada).
Se ha dejado de usar precisamente debido a su éxito: las caries infantiles son menos frecuentes que hace décadas y ya no es tan necesario su uso al nivel general de la población. Aunque muchos aseguran que la fluoración del agua ha sido fundamental durante la pandemia: cuando se redujeron drásticamente las visitas a los dentistas. ¿Por qué?
Beneficios del flúor en los dientes
El agua fluorada construye una barrera en la superficie de los dientes. Así, evita los daños provocados por los ácidos que se desprenden de los alimentos y las bebidas. No solo previene la caries dental (sobre todo en la infancia), sino que ayuda a que los dientes se reparen por sí solos.
El flúor recupera el esmalte y ayuda a remineralizar las piezas dentales. Por tanto, además de prevenir las caries a cualquier edad, el fluoruro ayuda a revertir el proceso de deterioro de los dientes.
Hay muchas teorías “antifluoristas” sin base científica, pero el consumo de agua fluorada en cantidades controladas (0,7 partes por millón) es completamente seguro. Además, hay que recordar que en los productos destinados a consumir por vía digestiva no se utiliza flúor puro ni ácido fluorhídrico, sino compuestos inertes como el fluoruro de sodio.
Eso sí, el consumo de flúor debería ser muy regulado en niños menores de 7 años, porque podría causar problemas en el desarrollo de su sistema nervioso. Por eso, las empresas embotelladoras de agua están obligadas a indicar de forma expresa si llevan un alto contenido en flúor y no se recomienda hacer los biberones con agua fluorada.
El flúor es fundamental para los huesos y, como hemos visto, el agua fluorada tiene múltiples beneficios, desde la prevención de las caries en la infancia a la aparición de osteoporosis y otras enfermedades óseas.