Los chapuzones en playas, ríos, embalses o balnearios están al orden del día en el verano. De hecho son uno de los planes imprescindibles para esta estación. Sin embargo, aunque la diversión en el agua esté garantizada, este medio no está exento de algunos riesgos que debemos conocer y prevenir antes de sumergirnos en ella. Para que no tengas un susto este verano, descubre nuestras recomendaciones para un comportamiento responsable en el agua.
Recomendaciones para bañarse en el mar
El mar es, probablemente, el entorno veraniego más concurrido, pero también en el que hay que mantener una actitud responsable y cuidadosa. Saltar las olas es una de las cosas más divertidas que ofrece la playa, pero no te expongas demasiado: si el oleaje es demasiado intenso mantente en una zona segura. Por supuesto debes tener en cuenta las indicaciones de las banderas en las playas: verde, báñate con tranquilidad; amarillo, extrema las precauciones; y rojo, deja el chapuzón para otro día. Además, es especialmente recomendable que localices el puesto de socorro más cercano en la playa por si tuvieras necesidad de recurrir a él.
Otro buen consejo es que midas bien tus fuerzas. No te lances a nadar y nadar alejándote de la orilla sin pensar en que debes dosificar la energía para volver. Es igual de válido nadar siguiendo la línea de la playa. Y esto mismo debes aplicarlo si sales a disfrutar del mar con pedaletas, en kayak o cualquier otra pequeña embarcación. Así evitarás alejarte demasiado y que te cueste mucho trabajo volver.
Actividades como bucear o hacer snorkel tienen millones de practicantes en el mundo y, con el verano, son el deporte más refrescante. Cuando practicas alguno de estos deportes te enfrentas al viento, a las corrientes y a las mareas y hay que seguir algunos consejos básicos: en cuanto al viento, es bueno informarse con antelación de lo que vas a encontrar en la zona; con las corrientes, lo mejor es moverse en diagonal a la corriente; y con las mareas, estar alerta por si suben o bajan rápidamente en un momento dado. Como siempre, lo mejor es no meterse en el agua en solitario.
¿Y qué hay de aquello de la digestión?
Seguro que sigues teniendo presente aquello que te decían tus padres y abuelos de ‘nada de bañarse hasta dos horas después de comer’. Pues bien, seguro que ahora de adulto ya has comprobado que eso no es precisamente así. Con todo, debes evitar los cambios bruscos de temperatura en cualquier ocasión, pero especialmente durante la digestión. Así que, sobre todo si estás disfrutando de playas con aguas más frescas como las del Atlántico o el Cantábrico, sumérgete de manera paulatina en la medida de lo posible: humedeciendo primero las zonas estratégicas. Lanzarse de golpe puede tener efecto adversos.
Respecto a los animales, debes tener cuidado con especies como las medusas, las rayas o las fanecas, que te pueden arruinar un estupendo día de playa casi sin darte cuenta. Las medusas son transparentes y se colocan muy cerca de la playa. Parecen inofensivas pero si las tocas verás las estrellas; con las rayas y las fanecas el problema es diferente: se entierran bajo la arena, las primeras dentro del agua y las segundas en la orilla, y las puedes pisar sin querer. Ellas se defienden con sus púas y el dolor que sentirás será intenso. En cualquier caso, en la mayoría de las playas, cuando hay este tipo de animales, ya avisan desde el puesto de socorro de que el baño no es recomendable. Haz caso de esas indicaciones.
¡Cuidado con los despistes!
A veces un despiste te puede jugar una mala pasada. Resulta tentador poder tomar el sol en aquellas rocas en lugar de entre tanta gente, casi sin espacio para colocar tu toalla y constantemente salpicada por arena de ese niño o de aquel adulto en busca de su hueco. Y no es una mala idea buscar rincones menos concurridos, pero ojo, ten en cuenta que las mareas suben y bajan y no querrás verte atrapado por una de ellas.
Recomendaciones para el río
Los ríos también tienen sus secretos, así que cuidado con posibles remolinos y corrientes: hay que estar siempre alerta ya que puedes estar disfrutando del agua toda la tarde sin ninguna variación y que, de repente, se forme un remolino que te arrastre hacia el interior del agua.
Lo mismo sucede con la profundidad: tanto en el mar como en los ríos, hay ocasiones en las que el nivel desciende repentinamente y puedes pasar de hacer pie y no tener ninguna preocupación a estar en zonas muy profundas. Siempre se recomienda nadar o jugar en el agua en lugares en los que haya una vigilancia para que si se produce algún incidente puedan socorrerte con rapidez.
Recomendaciones para la piscina
En las piscinas también hay que tener cuidado, sobre todo lo de los más pequeños, para evitar sustos. Cuando se pierde de vista a un niño, aunque sea 30 segundos, puede haber saltado a la piscina. Seguramente que alguna vez te has encontrado en esta situación o has visto a algún padre o madre lanzarse a la piscina. Pese a que todas las piscinas públicas y muchas privadas tienen socorristas, debes estar pendiente de los más pequeños de la casa cuando hay agua de por medio para que no tener que dar un salto repentino a la piscina a por tu hijo.
Otro problema habitual en las piscinas es el que tiene que ver con las lesiones por culpa de resbalones y otros golpes. Normalmente suceden por carreras por la orilla, saltos acrobáticos y situaciones que podrían ser evitables. Evita correr por los alrededores de la piscina y, a ser posible, lleva siempre las chanclas puestas.
También es importante tener en cuenta las piscinas para bebés. El bajo nivel de agua y que suba la temperatura es el caldo de cultivo ideal para que se formen infecciones que pueden ser molestas para los más pequeños. Lo mejor para evitarlo es vaciar la piscina cada pocos días, limpiarla y volverla a llenar con agua fresca si la tienes en casa y asegurarte que es una piscina limpia en un recinto en el exterior.
Todos estos consejos para los más pequeños son aplicables a todo tipo de baños. Con los niños hay que tener en cuenta las recomendaciones generales, pero también, pensar en el tiempo: cuando los menores estén en el agua no pierdas el contacto visual con ellos cada pocos segundos y mantente a una distancia que te permita actuar inmediatamente si surge algún problema. Tampoco está por demás recurrir a medidas de seguridad como manguitos o flotadores, siempre homologados y sin pensar que eso elimina la necesidad de toda precaución.
Las aguas termales
Ya sabes que debes seguir las recomendaciones de cada establecimiento termal sobre la estancia en cada tipo de agua, especialmente cuando se trata de aguas hipertermales, pero en verano debes escuchar todavía más a tu cuerpo. Al calor del agua se suma el calor del exterior, así que no lleves tu cuerpo al límite. Esta época es ideal para una estancia en un balneario, descansar y divertirte, por eso no quieres que un uso irresponsable de las aguas termales te arruine el plan, por ejemplo, con una bajada de tensión. Aún así, recuerda, las aguas termales son perfectas para regular la tensión e algunos casos que recomiende el médico.
Además, hay que tener en cuenta que las aguas termales son ricas en minerales: eso significa que si tienes algún tipo de problema renal debes consultar previamente con tu médico para conocer si puedes o no utilizarlas. De hecho, en algunos casos, pueden ser recomendables para cuidar tus riñones.
Lo mismo sucede si eres hipertenso o tienes problemas de corazón. Antes de lanzarte a disfrutar del termalismo debes consultar con tu médico si puedes acudir a un balneario. En Caldaria, además, tenemos un servicio médico que podrá asesorarte con todas tus dudas y ofrecerte el mejor plan termal adecuado a tus necesidades.
Este verano… ¡disfruta del agua!