Si estás buscando en las aguas mineromedicinales la solución a alguno de tus problemas, es fundamental que conozcas las propiedades de cada una de ellas. Ya te hemos presentado algunas clasificaciones, pero lo que ahora te proponemos es que conozcas los secretos de cada una de ellas atendiendo al tipo de minerales que contienen. Hoy comenzamos con las aguas sulfurosas o sulfuradas, como las que puedes encontrar en el balneario Caldaria de Arnoia.
El azufre
Las aguas sulfuradas son aquellas con un importante contenido en azufre, así que lo mejor será empezar por saber más sobres este elemento. Se trata de un mineral presente en gran cantidad en la corteza de la tierra y cumple diferentes e importantes funciones en nuestro cuerpo.
El azufre es conocido desde la antigüedad, ya los egipcios lo utilizaban para purificar los templos. Por su olor, la historia del catolicismo decidió asociarlo al demonio, pero sus propiedades pueden llegar a ser más bien en una bendición.
Hoy en día sus aplicaciones abarcan multitud de procesos industriales; también se utiliza como fungicida o en la manufactura de los fosfatos fertilizantes.
Pero en esta ocasión lo que verdaderamente nos interesa son las aguas ricas en azufre.
Características de las aguas sulfurosas
Como ya hemos dicho, las aguas sulfuradas son aquellas con alto contenido en azufre (deben contener sulfuro de hidrógeno (H2S) en concentraciones superiores a 1 mg/l). Son muy características de suelos fangosos: cálcicas a nivel superficial y sódicas en las profundidades de los depósitos.
Reconocer las aguas sulfuradas a través de los sentidos no será difícil. Su olor es una de las características principales, aunque no de las más agradables. Al olfato pueden recordar a huevos en mal estado. Son, además, claras, blandas y untuosas al tacto, con un sabor salado.
En cuanto a su temperatura, las aguas sulfuradas pueden ser tanto hipotermales (como las del balneario de Arnoia) como hipertermales, entre 21º y 75º, aunque lo más frecuente es que se trate de aguas calientes.
Propiedades
Ahora que conocemos un poco más sobre la naturaleza de las aguas sulfuradas, desgranemos los diferentes beneficios que presentan:
Al tratarse de un agua ácida está recomendada para diferentes afecciones dermatológicas. En concreto, las aguas sulfurosas son las más aconsejables para tratar la psoriasis por sus propiedades antiinflamatorias y por los nutrientes que contienen, que ayudan a cicatrizar e hidratar la piel. Sus propiedades también las hacen ideales para resolver problemas de acné, al ser antibacterianas, antiinflamatorias y tener un efecto queratolítico. Esto quiere decir que facilitan el desprendimiento de la piel muerta que bloquee las células, evitando que los poros se tapen y se sobreinfecten. Además, en casos de dermatitis atópica estas aguas disminuyen la inflamación y reducen el picor.
Además, las aguas con alto contenido en azufre también ayudan a nuestra piel, permiten eliminar toxinas, uniformizan su pigmentación y calman eczemas y alergias. Por si fuese poco, ayudan a la formación de queratina y colágeno, mejorando la firmeza y elasticidad de nuestra piel, además de ser positivas para el cabello y las uñas.
Esos beneficios pueden interpretarse como propiedades relacionadas con la belleza o la estética, pero las aguas sulfuradas son un gran aliado de nuestra salud. Así, contribuyen a mitigar dolencias relacionadas con las vías respiratorias (como asma, bronquitis crónicas, laringitis o sinusitis) ya que sobre las mucosas causan un efecto similar al que tienen sobre la piel (efectos hidratantes, relajantes y vasodilatadores, entre otros). En estos caso las aguas con alto contenido en azufre se aplican mediante técnicas como las inhalaciones, los aerosoles o los baños de vapor.
También se reconocen efectos positivos en relación a procesos óseos, musculares o de las articulaciones, como reumatismo, osteoporosis, artrosis, fibromialgia, ciáticas o lumbago, aplicándose como una terapia complementaria al tratamiento farmacológico.
Además, las aguas sulfurosas mejoran la función del hígado, regulan los niveles de glucosa, ayudan con la digestión, colaboran en la oxigenación cerebral, regulan el sistema nervioso y mejoran el metabolismo de las grasas y los hidratos de carbono.
En definitiva, que quien tiene cerca un manantial de aguas sulfuradas, tiene un tesoro. Y si te queda un poco más lejos, merece la pena pegarse la escapadita, los resultados no se harán esperar. Puedes ampliar tus conocimientos sobre el agua termal y sus propiedades echando un vistazo a nuestro diccionario de las aguas termales.