Al estómago se le denomina “el segundo cerebro”. Tiene más neuronas que la espina dorsal y actúa de manera independiente del sistema nervioso central: por eso, no necesita que el cerebro le diga qué tiene que hacer. Además, si tienes problemas intestinales, serás más propenso a sufrir otras enfermedades, ya que el 70% de las células de nuestro sistema inmune viven en el intestino.
El sistema digestivo comprende gran parte de nuestro organismo: esófago, estómago, intestino delgado, intestino grueso o colon y ano. Además, en él influyen directamente el hígado y el páncreas, fundamentales en la digestión y absorción de los alimentos. Una buena hidratación es clave para su correcto funcionamiento y hay que conocer muy bien los tipos de agua que podemos encontrar y cuáles son sus beneficios.
Para los problemas digestivos, son recomendables las aguas bicarbonatadas como las que encontrarás en el balneario de Lobios. Se producen de la reacción entre el cloruro sódico y la sílice, por lo que son muy ricas en sal de ácido carbónico. Se recomiendan para procesos digestivos como gastritis, dispepsias, hernias de hiato, acidez o disminución de secreciones biliares y pancreáticas.
Las aguas bicarbonatadas también mejoran la tolerancia a los hidratos de carbono y la acción insulínica, por lo que son muy beneficiosas para los diabéticos. Además, debido a su efecto alcalinizante, favorecen la eliminación del ácido úrico.
Mucho más que acidez de estómago
Es frecuente que alguna vez hayamos tenido acidez de estómago: puede haberse provocado por una comida copiosa o por el estrés, entre otros múltiples factores. Sin embargo, cuando lo sufrimos más de dos veces a la semana, se debería considerar un síntoma de la enfermedad del reflujo gástrico, según asegura la Fundación Española de Aparato Digestivo (FAED).
El denominado reflujo es una enfermedad muchas veces infradiagnosticada. Se calcula que lo padece el 16% de la población española y, si no se trata, puede acarrear dolencias mayores.
Los jugos gástricos que producen el estómago son necesarios para digerir las proteínas y, aunque se componen de ácidos, no dañan el estómago, ya que este tiene una sustancia mucosa que lo protege. Sin embargo, con el reflujo, como su propio nombre indica, “se cambia el flujo” normal: los alimentos y el ácido del estómago regresan al esófago, que no está preparado para ello, lo que provoca que se produzca irritación y quemaduras.
Por eso, en estos casos, se recomienda el uso de aguas bicarbonatadas sódicas, que tienen un alto poder alcalinizante (mejor si están frías). Proporcionan un efecto antiácido, neutralizando así el ácido clorhídrico del estómago y protegiendo la mucosa.
Hay otro tipo de aguas que también ayudan con los problemas digestivos. Por ejemplo, las aguas sulfatadas se suelen usar en tratamientos gástricos, intestinales y hepáticos y las aguas ricas en cloro contribuyen a una correcta digestión.
El estrés y los problemas estomacales
La serotonina, la denominada hormona de la felicidad, es clave para nuestro bienestar emocional. Este neurotransmisor afecta a muchas funciones corporales y se estima que el 80 o el 90% de ellas se encuentran en el tracto gastrointestinal. Si tienes problemas digestivos, deberías observar cuánto nivel de estrés soportas.
De hecho, muchas personas que toman antidepresivos inhibidores de la recaptación de la serotonina suelen experimentar alteraciones intestinales, como diarrea o estreñimiento.
Por tanto, tu salud intestinal va más allá de la alimentación que sigas. Un balneario puede ayudarte a reducir tus niveles de estrés y mejorar tus problemas estomacales. La mismísima Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el uso de las aguas termales como terapias médicas y uno de sus usos más comunes es el de la relajación.
Además de desconectar, las terapias con agua sirven para aliviar tensiones y te ayudarán a conseguir un mejor descanso. También se preocuparán por tu alimentación: una dieta correcta es clave para paliar los problemas digestivos. Y, no hay que olvidarse de la actividad física, fundamental para reducir los problemas gastrointestinales.
El estómago: el centro de toda la salud
El estado de nuestro aparato digestivo repercute en toda nuestra salud. Por ejemplo, el intestino es el órgano del cuerpo con mayor cantidad de ganglios linfáticos, elemento esencial de nuestro sistema inmunitario. Si este sistema linfático intestinal se altera, es cuando se provoca la aparición de alergias o incluso diversas enfermedades degenerativas.
No solo se absorberán peor los nutrientes, sino que la alteración intestinal puede dificultar la circulación de la sangre y provocar la retención de líquidos. Diversos estudios aseguran que hay una relación directa entre el crecimiento correcto de los microorganismos digestivos con una mayor longevidad.
Las aguas bicarbonatadas son muy adecuadas para los problemas digestivos, pero es importante tener en cuenta que también hay que cuidar los niveles de estrés que soportamos. No podemos olvidar que el estómago es “nuestro segundo cerebro”: toda nuestra salud dependerá de su correcto funcionamiento.