La pandemia por coronavirus todavía está presente en nuestras vidas y ha llegado para quedarse, aunque en menor medida que en sus comienzos. Alrededor de un 20% de la población española ha sufrido el temido virus SARS-CoV-2 y las secuelas han quedado presentes en muchos de ellos.
En un nuevo orden médico mundial, científicos, médicos y expertos han elaborado planes de recuperación para aquellas personas que sufren las secuelas de este virus. Ahora que la incidencia de infectados y muertos es menor que al principio (allá a comienzos de 2020), es el momento de poner en valor qué puede hacer la medicina, la balneoterapia y los tratamientos termales para aquellas personas que todavía están afectadas por esta enfermedad.
En la pasado edición de Termatalia, celebrada en el mes de septiembre, expertos en varios campos llegaron a la misma conclusión: los tratamientos de balneario son un buen refuerzo para combatir dichas secuelas y procurar un mayor bienestar a los pacientes. Pero, ¿cómo? Sigue leyendo para saber por qué una cura termal es lo adecuado para reforzar los tratamientos post-COVID y mejorar la vida de los pacientes con secuelas.
Secuelas de la COVID-19
Son muchas y variadas las secuelas que un enfermo de COVID puede arrastrar durante meses. Las principales tienen que ver con el aparato respiratorio, pero también con trastornos de tipo muscular o, quizá los más olvidados, trastornos psicológicos. A continuación te damos las claves de por qué un balneario es bueno para mitigar todas estas secuelas.
Trastornos respiratorios
Las propiedades curativas de las aguas termales están probadas desde la antigua Roma e incluso desde el antiguo Egipto o China. La hidroterapia ha sido desde la antigua Persia uno de los tratamientos recomendados para muchas dolencias. Entre ellas las relacionadas con los problemas respiratorios, una de las secuelas más comunes de la COVID-19.
Las técnicas más empleadas para los trastornos respiratorios son vahos, aerosoles, cura hidrotópica y afusión torácica, entre otros. El agua sulfurada, considerada la joya de las aguas minero medicinales, es utilizada ya por su efecto mucolítico y expectorante en procesos catarrales. En el caso de las secuelas de la COVID-19, el agua sulfurada actúa como antiinflamatorio bactericida y aumenta el riego sanguíneo por lo que se utiliza para mitigar las consecuencias de enfermedades como asma, laringitis, rinitis y rinofaringitis.
Desde Caldaria se recomienda también un tratamiento termal a base de agua sulfurada en enfermedades crónicas como la laringitis traqueal y las llamadas EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica). También son buenas para combatir la bronquitis, las bronquiectasias y los enfisemas.
Es nuestro balneario de Arnoia el especializado en aguas sulfuradas. Cuenta con un experto equipo médico que puede elaborar un plan de recuperación para las secuelas post-COVID y crear el mejor tratamiento de balneario posible para mitigar estos trastornos derivados de la pandemia.
Trastornos musculares y de movilidad
Otra de las secuelas más comunes tras sufrir la infección y a pesar de que el paciente esté ya recuperado es la falta de movilidad y los trastornos musculares. De hecho muchos pacientes tendrán que realizar rehabilitación durante el resto de sus días.. La pérdida de masa muscular si el paciente ha estado ingresado durante días o meses hace que, incluso, los más jóvenes, tengan que reaprender a caminar y a recuperar la movilidad. Es en este momento cuando los tratamientos de balneario también pueden ser una ayuda para el paciente.
La balneoterapia trabaja con cuatro conceptos para que el paciente recupere su vida normal: movilidad, resistencia, coordinación y equilibrio. No solo los beneficios de realizar ejercicio en el agua puedan mejorar la movilidad de cualquier paciente, las propiedades minero medicinales de las aguas termales son una ayuda en sí misma por su contenido en minerales e, incluso, por su temperatura ya que estimulan la oxigenación del organismo y mejoran la circulación sanguínea. El efecto relajante de estas aguas también es un punto a tener en cuenta, ya que, normalmente, aquellos paciente con secuelas de movilidad, sufren a menudo contractura y rigideces que se mitigan o desaparecen en tratamientos de balneario.
Trastornos psicológicos
Muchas veces no le damos la importancia necesaria a la salud mental y es fundamental para la recuperación total de un paciente que ha sufrido COVID. Estudios que se han hecho a lo largo de la pandemia ponen de manifiesto que trastornos como la ansiedad y la depresión han aumentado hasta en un 25% en todo el mundo. Además, el coronavirus provocó más de 50 millones de trastornos depresivos y afectó, y sigue afectando, sobre todo a mujeres y personas jóvenes.
En este tipo de casos, un balneario también es un gran aliado para combatir la ansiedad y el estrés. La cura balnearia ayuda a reducir el insomnio, activa el organismo y disminuye la tensión muscular, por lo que mejora el estado de ánimo. Eso sí, siempre como apoyo o acompañamiento de terapias psicológicas, que darán el mejor consejo respecto a la conveniencia del uso de las aguas termales y los balnearios como tratamiento de apoyo.