Generalmente asociamos padecer una enfermedad crónica a “hacernos” mayores y que el efecto degenerativo que causa el paso del tiempo sobre las funciones del organismo, es lo que trae el dolor y la disminución de la funcionalidad. Pero la vejez no es sinónimo de falta de salud y cuando atravesamos la frontera de los 65 años, que suele coincidir con la jubilación, iniciamos una nueva relación con la sociedad y el mundo que nos rodea que debe ser positiva y aportar tanto experiencias y enseñanzas que contribuyen a enriquecer la sociedad tanto cultural como económicamente.
Por lo tanto, una persona designada como enfermo crónico no tiene tanto que ver con la edad sino con padecer determinadas enfermedades que no tienen un tratamiento resolutivo a corto o medio plazo y cuya progresión es lenta, asociados o no a hábitos de vida no saludables, que cursa con múltiples síntomas y a diversos tratamientos farmacológicos.
La Encuesta de Salud Europea del 2009 apuntó que en España el 45,6% de la población mayor de 16 años padece al menos un proceso crónico, aunque bien es verdad que la frecuencia se acumula cuando la edad es superior a los 65 años. En la especialidad de Medicina de Familia y Comunitaria se ve hasta un 40% de pacientes con mas de 3 enfermedades que tienen un transcurso largo en el tiempo que, además, consumen mas de 3 tipos de medicamentos y hasta un 37% presentan un deterioro cognitivo.
Generalmente, las principales enfermedades que cronifican aunque inicien su patogenia en un órgano acaban afectando a todo el organismo: la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, los accidentes cardiovasculares, la diabetes, el cáncer, la enfermedad obstructiva crónica ( EPOC), el reumatismo, el Alzheimer, etc, son algunas enfermedades que mas frecuentemente se ven en la consulta del balneario.
Prevenir complicaciones y mantener la calidad de vida aun con padecimientos crónicos es uno de los grandes retos de la medicina. Para ello están las innovaciones farmacológicas junto a la promoción de hábitos para mantener una buena salud, adecuando la actividad física y la nutrición, que siguen actualizándose casi día a día.
Actitudes proactivas del paciente crónico activo
Frente a los antiguos consejos de reposo casi absoluto y las recurrentes bajas laborales que conducen a un absentismo laboral que llevaban al cese laboral y conjuntamente al de otras actividades se interpone el modelo de Paciente Crónico Activo. Para que el paciente afronte los acontecimientos de la vida interaccionando con el medio ambiente y la sociedad, que a su vez recoge el guante para ayudar a mantener la autonomía del enfermo mediante asociaciones, medicina preventiva, y programas de prevención en el ámbito socio sanitario.
Actitudes proactivas
Para conseguir una actitud proactiva en el paciente es fundamental:
- Recopilar información y formación sobre su situación
- Educar en la corresponsabilizar del cuidado de la salud propia
- Realizar un uso responsable de los recursos sociales y sanitarios
- Llevar a cabo el cumplimento del tratamiento
- Llevar hábitos de vida saludable basados en la actividad física
- Realizar una inclusión en acciones sociales
La balneoterapia aplicada a enfermos crónicos, tiene que cumplir un requisito básico: no causar daño y no empeorar su sintomatología. En una amplia mayoría de los casos, los usuarios tienen el tratamiento adecuado y gozan de homeostasis y equilibrio fisiológico por lo que pueden recibir las distintas técnicas crenoterápicas: inhalatorias, de balneación y cura hidropínica y técnicas complementarias como parafangos, peloides, masoterapia etc.
Equipo médico especializado
El director médico que conoce el grado de mineralización y composición iónica específica del balneario protocolizará el tiempo y temperatura en el que se deben aplicar, así como si hubiera alguna consideración especial de alguna técnica y cuyos efectos adversos pueden limitar su aplicación .
En estos casos la balneoterapia es un tratamiento coadyuvante que interviene en el proceso terapéutico que procura un ambiente ajeno al hospital o al centro médico y facilita las relaciones interpersonales en un clima relajado que contribuye a disminuir la ansiedad.
Las técnicas que se aplican están fundamentadas en el agua minero medicinal y el trabajo individual y/o colectivo:
- Ejercicios Respiratorios en piscina.
- Técnicas de relajación en el agua como el watsu o el aichi
- Hidrocinesiterapia Activa
Para obtener estos resultados es necesaria la acción sinérgica de las propiedades intrínsecas de las aguas minero medicinales y la profesionalidad de los auxiliares termales, cuya cercanía proporciona una relación de confianza con la persona. En esta relación el auxiliar es un observador activo que atiende a los cambios del estado de salud para poder actuar con rapidez y disminuir el tiempo de atención médica.