Para conocer Galicia a fondo es imprescindible conocer su historia, que está presente en grandes catedrales, pero también en pequeños detalles por los que pasamos a diario sin apenas darnos cuenta. Muchos de ellos se encuentran en las partes más antiguas de las ciudades y, por eso, hemos preparado un recorrido por los cascos históricos que debes visitar en Galicia, lugares llenos de riqueza monumental y arquitectónica en las siete grandes ciudades gallegas.
Casco histórico de Santiago
Además de la capital de Galicia, Santiago también es el punto final del Camino de Santiago y uno de los principales destinos de peregrinación de todo el mundo. Eso se nota en su casco antiguo, un entramado de calles estrechas y plazas encantadoras que hay que descubrir a pie y sin prisas. Además de la famosa plaza del Obradoiro, donde se encuentra la catedral en honor al apóstol, también hay que conocer las de Cervantes, Azabachería o la de O Toural.
Casco histórico de A Coruña
El centro de A Coruña es un ejemplo de la evolución de la arquitectura. La plaza de María Pita es el epicentro de la ciudad y ahí se encuentra la sede de su ayuntamiento, construida en estilo modernista y uno de los más fotografiados de Galicia. Pero a partir de ahí encontraremos otras edificaciones muy diferentes, como la iglesia románica de Santiago (siglo XII), la colegiata de Santa María (siglos XII a XV) o la plaza de Azcárraga, antes conocida como la plaza de la Harina y uno de los rincones más queridos y transitados por los coruñeses.
Casco histórico de Ferrol
Ferrol Vello es un casco antiguo que se caracteriza por calles estrechas e irregulares, muchas de las cuales conservan aún el piso empedrado. La plaza Vieja es el centro de esa zona antigua, donde predominan las construcciones de arquitectura marinera, pero también hay que pasear por el barrio de La Magdalena, que se levantó en el siglo XVIII y destaca por su disposición cuadrangular y su carácter semipeatonal: ahí se encuentra el edificio del ayuntamiento, pero también la Concatedral de San Julián, el Teatro Jofre o el Mercado de la Magdalena.
Casco histórico de Lugo
La muralla romana de Lugo puede presumir de ser una de las mejor conservadas del mundo y la única que se conserva prácticamente en su totalidad a pesar de tener más de dos milenios de antigüedad. Mide más de 2.000 metros de perímetro, cuenta con 85 torres de defensa y vigilancia y alberga el casco antiguo de la ciudad, donde se encuentran tanto la Catedral como otros lugares de interés, caso del Pazo Episcopal o la Praza do Campo. También la zona de bares y restaurantes da a Lugo y a su centro histórico un ambiente muy especial, sobre todo los fines de semana.
Casco histórico de Ourense
Se le conoce como la ciudad de As Burgas por los manantiales de aguas termales que se encuentran en plena zona antigua. Pero la ciudad de Ourense, además, puede presumir de tener uno de los cascos históricos con más ambiente de toda Galicia: junto a la Catedral se encuentra la plaza Mayor, la única inclinada de todas las capitales de provincia de España, y alrededor de ella un montón de calles estrechas llenas de bares y restaurantes que se convierten en un hervidero de personas durante las noches y los fines de semana.
Casco histórico de Pontevedra
La provincia de Pontevedra es ampliamente conocida por sus playas, pero la capital tiene mucho que ofrecer. De hecho, su casco antiguo es un gran ejemplo de rehabilitación y es peatonal prácticamente en su totalidad. La basílica de Santa María la Mayor, el convento de Santa Clara o la iglesia de San Francisco compiten en interés con calles y plazas como las de calles y plazas como la Ferrería, Teucro, la Verdura o Méndez Núñez.
Casco histórico de Vigo
Vigo es la ciudad más poblada de Galicia y uno de sus motores económicos. Pero eso no significa que no cuente con un casco histórico más que interesante, todo lo contrario. El barrio de O Berbés reúne antiguas casas de pescadores y artesanos a través de estrechas callejuelas que descienden hacia el mar. Pero, además, en el centro, que se sigue rehabilitando paso a paso, también encontramos el monte de O Castro, el mejor mirador sobre la ciudad y el mar que lo baña.
Siete cascos históricos muy distintos unos de otros, pero todos ellos con un indiscutible atractivo que es, además, un denominador común: el calor de sus gentes. Conocerlos a fondo es conocer en profundidad una parte importante de Galicia y pasear por sus centenarias (y en algún caso, milenarias) calles es un lujo a nuestro alcance que no podemos ni debemos desaprovechar.