Regresan las celebraciones familiares y parece que este año tenemos más ganas que nunca de reencontrarnos con los nuestros y disfrutar de tiempo de calidad en familia. Quizá son los nervios de una Navidad ‘perdida’ o las ganas de volver a ver a esa familia que vive a distancia; pero estamos tan ilusionados que quizá perdamos un poco la perspectiva sobre las cantidades de comida, los regalos o la intensidad de las conversaciones. Está claro que no todas las familias son iguales; pero normalmente siempre hay algunas personas que no se llevan del todo bien y, para ser francos, hay gente que va obligada a estas citas tan especiales. Si quieres saber cómo sobrevivir a la Navidad, sigue leyendo nuestro post.
Reuniones con precaución
A pesar de que estamos ya inmersos en la tercera dosis de la vacuna del coronavirus; las celebraciones de los últimos meses y los puentes han llevado a que el número de contagiados aumente. A pesar de que de momento Sanidad solo ha hecho una serie de recomendaciones a la hora de reunirse en Navidad y no ha prohibido los encuentros, es recomendable que se actúe con cabeza. Procura reunirte con aquellas personas que sean más cercanas pero, si las ganas de puedes y, sobre todo, hay personas mayores en estas reuniones, no cuesta nada hacerse previamente un test de antígenos. Con un resultado negativo la seguridad de que las celebraciones navideñas no serán un foco de contagio puede ser importante para muchas familias.
Cocina con cabeza
¿Eres el anfitrión que organiza la cena en casa? Entonces nuestro consejo es que compres los ingredientes con antelación y que los congeles para no pagar la subida de precios de última hora, prepara platos que no haya que cocinar en el momento para poder disfrutar de la cena y no estar en la cocina, pide ayuda al resto de comensales a la hora de recoger y cambiar platos y, sobre todo, disfruta de la reunión.
Si habéis decidido que la cena sea un encuentro entre amigos o entre familia pero colaborativo, hay que pedir a todos los invitados que colaboren trayendo algún plato para la cena, ya sean los aperitivos, el postre, etc.
Hay una tercera opción, quizá la más cómoda y que también puede ayudar al comercio local: pedir a una empresa de catering que nos prepare la cena para todos y pagar a escote. No solo se ahorra trabajo sino que el gasto repartido entre todos, hace que resulte menos caro.
Colocación estratégica de la mesa
Si eres uno de los anfitriones de la cena tendrás que echar una mano a la hora de colocar y ordenarlo todo; si no lo eres, esa ayuda también es bien recibida. Pero, en cualquier caso, una cena puede cambiar radicalmente dependiendo de quién está situado a nuestro lado o enfrente de la mesa: puede ser la más divertida del mundo… o la más aburrida del año.
Por eso, ten claro con quién te vas a sentar, quién es el invitado con el que mejor te llevas, con quién haces mejores migas y trata de colocarlos a todos a tu alrededor. Y si, al mismo tiempo, te puedes alejar de quien no te cae bien. mejor para todos. De cualquier modo, si puedes, prepara varias mesas de pocos comensales. Las conversaciones serán más repartidas y los contactos directos estrechos se repartirán también.
Evita temas comprometidos
Política, religión, dinero… Estos eran los temas controvertidos antes de la pandemia y que había que evitar a toda costa para lograr pasar una cena en paz. En un mundo de inmediatez en el que tenemos toda la información a golpe de teléfono móvil u ordenador, hablar de un tema que no resulte controvertido resulta casi imposible. Mejor, por el bien de todos, añadir varias temáticas a esta especie de ‘lista negra’: la pandemia en toda su extensión, la conveniencia de las decisiones tomadas o la vacunación. En un momento en el que llevamos varios meses (más de un año) crispados por la situación que estamos viviendo, hablar de esto solo supondrá conflictos que podrán acabar en pelea.
Consume alcohol de forma moderada
Casi ligado con el punto anterior, está en el consumo moderado de alcohol. Es siempre un buen consejo, ya que nadie quiere terminar bebiendo demasiado. Si estás con tu familia y hay confianza, eso no significa que puedas pasarte de la raya; si estás con la familia de tu pareja, menos aún. Recuerda que este tipo de reuniones para cenar vienen precedidas con las cañas con los amigos o con los compañeros de trabajo antes de la celebración en sí, en donde brindar a cada rato supone tomar una cerveza o una copa más. El consumo de alcohol moderado es la mejor idea que puedes tener en estas largas celebraciones festivas.
La vuelta al a ‘normalidad’
Bienvenidos de nuevo a las preguntas incómodas que tanto solteros como casados aborrecen pero que hay miembros de la familia que siempre se empeñan en hacer. Los solteros siempre se enfrentan a la misma pregunta en estas fechas: ‘¿ya tienes novia?’ Para los recién casados se reserva esa de ‘¿y para cuándo ese niño?’ Mientras que quienes ya han sido padres tendrán que soportar que les pregunten por la parejita, el tercero de la saga, etc. Sea cual sea tu caso, primero respira, y después responde solo a aquello que quieras responder. Es una cena amigable en familia, no un tercer grado al que tienes que responder obligatoriamente.
Relájate y disfruta
Parece una tontería pero no todo el mundo lo hace. Los anfitriones están preocupados de cómo estará todo, si hay suficiente comida, si los comensales estarán a gusto. Los invitados se preguntarán si debían haber llevado tal o cual postre, si estarán bien vestidos para la ocasión o si terminarán por discutir con ese miembro de la familia con el que siempre tiene encontronazos. Para y mira a tu alrededor. Habéis podido reuniros otra vez y, en la medida de lo posible, sois los de siempre para disfrutar de vuestra compañía. Hemos pasado una época muy dura que todavía sigue con nosotros. Trata de desconectar de tus problemas durante un par de horas y disfrutar realmente de la comida, de la compañía y de volver a celebrar con los tuyos. Al fin y al cabo de esos se trata estos días, de celebrar y de aprovechar para estar con aquellas personas que más quieres.
