Viaje a la república independiente del Couto Mixto

Viaje a la república independiente del Couto Mixto

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La historia de España es rica en todo tipo de batallas y luchas de poder a lo largo de los siglos. Pero también de anécdotas casi impensables que han contribuido a forjar el carácter de sus pueblos. Una de ellas tiene como protagonista el sur de la provincia de Ourense: allí tres pequeñas aldeas formaron el Couto Mixto, un territorio que durante 700 años actuó de manera independiente tanto de España como de Portugal.

700 años de independencia

Las aldeas de Meaus, Santiago y Rubiás están separadas por apenas cuatro kilómetros: sin embargo, y aunque parezca imposible, este triángulo del sur de la provincia de Ourense y casi limítrofe con la vecina Portugal formó, durante 700 años, la república independiente del Couto Mixto, un territorio alejado de la influencia de España y Portugal y que se regía por sus propias normas.

La historia se remonta al año 1143, más concretamente al día 5 de octubre. En esa fecha, Alfonso I de Portugal y Alfonso VII de León (el Emperador) firman en Zamora el tratado de paz por el que Portugal deja de prestar vasallaje al rey español y se erige en territorio independiente. Sin embargo, aquel acuerdo dejó un cabo suelto: el Couto Mixto.

Las gentes de Meaus, Santiago y Rubiás, perdidas entre las montañas y lejos de guerras y problemas, se organizaron para su funcionamiento: un juez ayudado por tres ‘hombres de acuerdo, uno por cada aldea, para regir los destinos de un territorio cuyos límites superaban mínimamente los 25 kilómetros cuadrados, pero que puede considerarse como la primera democracia que existió en la Península Ibérica.

Couto Mixto

La ‘capital’ estaba en Santiago y el epicentro era la iglesia, donde se reunían los prohombres que tenían que decidir los designios del Couto Mixto. Allí se guardaban también los documentos fundacionales de este peculiar territorio: estaban introducidos en un cofre con tres llaves, una para cada hombre de acuerdo, aunque desafortunadamente fueron destrozados por el ejército de Napoleón que participó en la Guerra de Independencia en el siglo XIX.

El Couto Mixto tuvo sus propias normas y funcionó de manera independiente durante más de 700 años, hasta que España y Portugal firmaron en 1864 el Tratado de Lisboa que estableció las fronteras que hoy en día conocemos. El Couto Mixto quedó incluido en territorio español, a cambio de los conocidos como pueblos promiscuos.

Vilarelho da Raia, Soutelinho da Raia y Lama de Arcos eran tres localidades que estaban, literalmente, sobre la frontera de España y Portugal. Incluso había casas que daban a ambos países, ya que la puerta principal estaba en un país y la de atrás, en el otro. Eso generaba situaciones hilarantes en las que un fugado de la policía entraba en una casa por una puerta y salía por la contraria, encontrándose ya en otro país y a salvo de ser capturado. Con la firma del tratado, estos tres pueblos promiscuos quedaron en lado portugués de la frontera.

Los privilegios del Couto Mixto

Ser habitante del Couto Mixto tenía multitud de beneficios que habían sido firmados por los reyes de ambos países. Así, no eran obligados a elegir entre la nacionalidad española o la portuguesa, por lo que en el territorio convivían portugueses, españoles y personas sin nacionalidad oficial. También tenían la potestad de que no podían ser llamados a la batalla ni por el rey de España ni por el de Portugal, librándose de participar en multitud de guerras.

Los ciudadanos del Couto Mixto podían decidir libremente dónde querían ser juzgados, en el caso de que tuvieran que librar alguna batalla judicial. Por lo tanto, dependiendo del asunto, optaban bien por la jurisdicción portuguesa, bien por la española, siempre pensando en la que fuera más beneficiosa para su causa en cada momento.

Sin duda, el mayor de los privilegios era el del autogobierno, con el juez y los hombres de acuerdos, pero también existía el derecho de asilo: los guardias de ambos países no podían entrar en este territorio, a no ser que fuera por casos explícitamente tipificados como el asesinato.

Por si fueran pocos, los hombres y mujeres del Couto Mixto no tenían que pagar impuestos ni a España ni a Portugal, una situación que llamó la atención en los pueblos limítrofes y fueron muchos quienes decidieron casarse y establecerse en alguna de las aldeas de este territorio especial para ahorrarse las cargas fiscales.

Es exención de impuestos se aplicaba también a la participación de los ciudadanos del Couto Mixto en ferias y mercados. No estaban obligados a pagar por los bienes que iban a comprar o vender, ni tampoco a utilizar los impresos oficiales que sí eran necesarios para multitud de actos o negocios jurídicos en España o Portugal.ç

Mapa del Couto Mixto

El Camino Privilegiado

Además de todos los privilegios que tenían los habitantes del Couto Mixto dentro de su territorio, los reyes de España y Portugal les concedieron uno más: ‘el Camino Privilegiado’.  Se trataba de una ruta de unos seis kilómetros que partía del Couto, atravesaba la aldea de Randín y llegaba a Tourem, en Portugal. Para que el camino estuviera claro estaba delimitado por cruces y grandes piedras o mojones.

El Camino Privilegiado era la potestad que se daba a los habitantes del Couto Mixto de poder comerciar con Portugal sin tener que pagar ningún tipo de impuesto. Además, los guardias españoles y portugueses no podían molestar a las personas que transitaban por el camino, aunque estuvieran llevando mercancía de contrabando.

Eso supuso que, durante años, el Camino Privilegiado se convirtiera en una de las mayores rutas de contrabando entre España y Portugal, lo que ayudó a aumentar la fama del territorio. Pero, al mismo tiempo, esa fama provocó que el futuro del Couto Mixto, de los pueblos promiscuos y del propio camino quedara bien determinado en el Tratado de Lisboa.

Visitar el Couto Mixto sigue siendo una opción apasionante, sobre todo en el mes de julio, cuando una ceremonia anual recuerda la elección del juez del territorio. Allí, junto a la iglesia de Santiago, una estatua de Delfín Modesto Brandén, el último juez del Couto Mixto, espera la llegada del visitante. Quienes se alojen en el cercano balneario Caldaria de Lobios no tienen excusa para descubrir una parte de la historia de Ourense, de Galicia y de España

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