Hidratarse es fundamental para todas las personas, tanto en la edad adulta como en la infancia. Pero tan importante como mantenerse hidratado es hacerlo de manera adecuada. Por eso hoy te proponemos descubrir unas cuantas pautas para escoger de la mejor manera posible el agua que consumes.
Composición y etiquetado
Las características organolépticas son los primeros rasgos que aplicamos a la hora de elegir el agua que tomamos diariamente. Sin embargo existen otras muchas características que debemos tener en cuenta. Aprender a interpretar el etiquetado será fundamental para tomar estas decisiones.
Es recomendable elegir aguas de minerales naturales. Podrás identificarlas porque en su etiqueta siempre aparece su análisis de composición. Descarta, por tanto, aquellas aguas que no especifiquen su composición.
Conociendo el análisis de cada agua, podrás identificar diferentes características que te ayudarán a escoger aquella más adecuada. Las que tienen un residuo seco alto son más gruesas, mas 'bastas' en boca, más espesas. Es importante tener en cuenta que el nivel de bicarbonatos no sea muy alto.
En el etiquetado también podrás comprobar la fecha de consumo preferente, el plástico usado para fabricar la botella y los requisitos de conservación. En España la mayoría están fabricadas a partir de PET, un plástico llamado tereftalato de polietileno, con gran resistencia a los agentes químicos, estabilidad a la intemperie y alta rigidez, entre otras características.
Función del agua y etapa
A la hora de elegir que agua vas a consumir también debes distinguir su función. Si buscamos un agua para calmar la sed, lo mejor será decantarse por una que no sea de mineralización muy débil, ya que reponer los sales minerales de nuestro organismo nos ayudará a eliminar la sensación de sed. Si, por contra, nos cuesta beber pero queremos mantenernos hidratados, la mejor opción será la de aguas con mineralización débil o muy débil.
Las aguas de mineralización débil o muy débil son las más fáciles de beber, pero las que contienen más minerales calman mejor la sed
La época de la vida en la que nos encontramos también definirá cuál es el agua más recomendable para nosotros. En la infancia, el Instituto de Investigación Agua y Salud recomienda utilizar el agua mineral natural envasada. El agua mineral natural no necesita ser hervida para preparar los alimentos infantiles en el primer año de vida, ya que es pura en origen. Además, para la elaboración de alimentos infantiles se recomienda buscar aguas con muy bajo nivel de sodio.
El agua juega un papel fundamental durante el embarazo y la lactancia materna, pero también en la menopausia. Beber agua mineral, por ejemplo, ricas en selenio, ayuda a incrementar los niveles de antioxidantes, disminuyendo los efectos dañinos sobre la piel. Por su parte, Nutrientes como el flúor, el calcio, el fósforo y el magnesio actúan sobre los huesos y ayudan en la prevención de la osteoporosis. Las aguas ricas en calcio, magnesio y sulfatos son recomendables para la prevención de dolencias cardiovascular al actuar sobre el metabolismo de las lipoproteínas, reduciendo el riesgo de coagulación sanguínea. Las aguas bicarbonatadas son las más adecuadas en casos de diabetes, por producir una menor respuesta glucémica.
En la etapa de la vejez se contrapone la perdida de sensación de sed con la necesidad de un aporte mayor de agua. Por eso, lo más importante es cuidar la ingesta constante de agua a lo largo del día, teniendo en cuenta las recomendaciones previas que te hemos presentado.
Ahora que conoces un poco más en detalle las propiedades de ciertas aguas tú y los tuyos podréis escoger la que mejor se adapte a vuestras necesidades y mejorar vuestro bienestar.