Como todos sabéis, el agua es fuente de vida y sin ella no existiríamos ni nosotros ni lo que nos rodea. Es el elemento básico para la supervivencia de todas las formas de vida conocidas y es vital para hidratar y purificar nuestro organismo. Muchas veces hablamos de la importancia de la mineralización de las aguas pero sin tener muy claro el significado de estos términos. Si quieres descubrir más y aclarar conceptos sobre la mineralización del agua, no dudes en acompañarnos en este viaje.
¿Qué es la mineralización?
Lo mejor para empezar es tener clara la definición de lo que se considera mineralización. Es el proceso por el que el agua obtiene minerales u otras sustancias disueltas que le confieren unas propiedades específicas y pueden alteran su sabor. Estas aguas minerales tienen origen subterráneo y tienen una composición mineral que depende de varios factores: el tipo de roca de la que proviene, el tiempo que permanece en el subsuelo y la temperatura que tiene en el origen.
La procedencia subterránea es la que hace que este líquido cuente con minerales en su composición, debido a los materiales por los que discurre desde el subsuelo y hasta que llega a la superficie. Todas las rocas y arenas por las que el agua se va filtrando son las que también determinan su olor y sabor. Se supone que cuanto más profunda sea su procedencia, más pura será el agua mineral obtenida. Y es que si la fuente está muy alejada de la superficie terrestre, tiene menos posibilidades de estar contaminada.
“Las rocas por las que se va filtrando el agua determinan su olor y sabor”
Los manantiales naturales nos proporcionan aguas que han seguido este proceso de mineralización y que, por tanto, han obtenido unas propiedades que son buenas para el cuerpo humano. La pureza mineral y microbiológica hace que sea sana y que se conserve igual a lo largo del tiempo. Hoy en día se puede producir esta variedad de forma artificial, añadiendo los minerales que se deseen. Recibe el nombre de agua preparada.
Variedades de agua mineral
En base al residuo seco de estas aguas, es decir, del total de minerales presentes podemos clasificarlas en de mineralización muy débil, cuyo residuo seco es igual o inferior a 50 mg/l; de mineralización débil, que son aquellas que contienen menos de 500 mg/l, y de mineralización fuerte: tienen más de 1500 mg/l de residuo seco.
Atendiendo a su composición química podemos dividir las aguas minerales en sulfatadas, ferruginosas, sódicas, cloruradas, magnésicas, cálcicas, fluoradas, aciduladas y bicarbonatadas. Cada una de ellas mejora nuestra salud en base a su composición de minerales.
Dependiendo del origen geológico que tengan estas aguas, sus propiedades serán diferentes. En Galicia contamos con gran variedad de manantiales de los que buena parte se dedican al envase y venta del agua mientras que otros, que dan aguas con elevadas cantidades de sustancias químicas, se suelen destinar a uso industrial. Por último, tenemos aguas minerales de uso tópico que se emplean en balnearios como los de Caldaria con propósitos terapéuticos y medicinales.
