Los beneficios de la balneoterapia y la hidroterapia en la enfermedad de Parkinson es una realidad recogida en diferentes estudios. Tratamientos fisioterapéuticos, terapias de rehabilitación o actividades psicomotrices y psicoterapéuticas, junto con las características químicas y físicas de las aguas termales, son muy recomendables para los pacientes de esta dolencia. Cuando se celebra el Día Mundial del Párkinson, entra y descubre cómo el termalismo puede ayudar a mitigar los síntomas de la enfermedad.
La enfermedad
Antes de adentrarnos en los beneficios del termalismo en el párkinson, es importante saber en qué consiste la enfermedad, sus síntomas y consecuencias.
La enfermedad de Parkinson se trata de una dolencia degenerativa producida por la muerte de neuronas de la sustancia negra, que produce la dopamina, un neurotransmisor importante que interviene en el correcto control de los movimientos. Cuando la dopamina se reduce de modo importante, se altera la información en el circuito de los ganglios basales, lo que se traduce en temblor, rigidez o inestabilidad postural.
Además, el párkinson es una enfermedad crónica que se manifiesta y evoluciona de manera distinta en cada persona. Afecta tanto a hombres como a mujeres, más del 70% de los diagnosticados mayores de 65 años. Eso no implica que el párkinson sea una enfermedad exclusiva de personas personas mayores.
Actualmente, se desconoce la causa de la enfermedad lo que impide su prevención. Sin embargo, sí que se puede prestar atención a una serie de síntomas que pueden facilitar su detención precoz.
La aparición de temblores en situaciones en las que son infrecuentes, pérdida de olfato, dificultades para caminar y tropiezos frecuentes, problemas con el sueño, voz más baja y ronquera, mareos y desmayos, encorvamiento de espalda o falta de expresión facial son algunos de los signos de alerta temprana del párkinson.
La acción de las aguas termales
Como en cualquier otra dolencia, lo primero que debemos aclarar es que los tratamientos termales aplicados en personas con párkinson se utilizan como terapias complementarias sin sustituir a los tratamientos farmacológicos.
La balneoterapia contribuyes especialmente en la capacidad funcional y en la repercusión psíquica de la enfermedad. Todo esto se traduce en una mayor calidad de vida para el paciente.
Baños de inmersión, gimnasia en piscina en combinación con técnicas inhalatorias y duchas de chorros se señalan en diferentes estudios como tratamientos que favorecen el bienestar de los pacientes de párkinson.
En el aspecto físico, las cualidades mecánicas del agua permiten trabajar los aspectos de movilidad y rehabilitación. Además, el entrono relajante pero a la vez interactivo de las estancias en balnearios y sus tratamientos permiten mejorar el estado de ánimo de los pacientes y luchar contra la ansiedad que puede producir la enfermedad.
No cabe duda de que nuestra salud sale siempre reforzada de una estancia en un balneario, pero no olvides consultar con el equipo médico de cada establecimiento para escoger los tratamientos más adecuados a tus necesidades.