En 1994, la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el 16 de septiembre como el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono. En estos 28 años hemos ido avanzando en la restauración de lo que podríamos denominar “el mejor protector solar del planeta”, pero aún queda mucho trabajo por delante. ¿Qué sabes de la capa de ozono y su preservación?
En los años 80 saltaron todas las alarmas: se había detectado un agujero enorme en la capa de ozono justo encima de la Antártida. De repente, nos familiarizamos con términos como “clorofluocarburos”, “calentamiento global” o “cambio climático”. Por una vez, todas las naciones decidieron remar a la vez y en 1987 se firmó un convenio histórico, el Tratado de Montreal, que años más tarde fue valorado por el exSecretario General de la ONU Kofi Annan como “el acuerdo internacional más exitoso hasta la fecha”. De hecho, era el primero que conseguía la ratificación universal.
Se clasificaron las sustancias más nocivas y se estableció un calendario para su eliminación. Al mismo tiempo, se elaboró una lista de potenciales peligros y, en todos ellos, se encontraba la mano del hombre. Entre los principales enemigos de la capa de ozono se encontraban los halocarbonos y los gases derivados del cloro, moléculas que se han empleado durante años como propelentes, aerosoles y refrigerantes. Se calcula que estas sustancias permanecen estables en la atmósfera hasta 200 años… ¡dos siglos!
Solo se permitirían pequeñas excepciones, como los inhaladores que se usan para tratar el asma o los sistemas de supresión de incendios que se usan en los aviones. También había peligros que no se podían controlar, como los aerosoles estratosféricos derivados del azufre que se produce en una erupción volcánica. Había que limpiar con urgencia la capa de ozono. Pero, ¿por qué era tan importante?
La capa de ozono, el mejor protector solar
La ozonosfera o capa de ozono rodea toda la tierra y se extiende entre los 15 y los 35 kilómetros de altitud, en la parte baja de la estratosfera. En ella, como su propio nombre indica, se concentra gas ozono, una molécula capaz de absorber la radiación ultravioleta. Se calcula que absorbe entre el 97 y el 99% de los rayos nocivos que proceden del sol. Sin ella, no habría vida en el planeta. Así de sencillo y abrumador.
Sin embargo, la utilización durante años de ciertos productos químicos estaba dañando esa capa, se estaba “agujereando”. No es que hubiera boquetes, sino que había zonas donde la capa de ozono era tan delgada que la radiación ultravioleta hacía que se liberara más cloro de los denominados CFC (los clorofluorocarbonos o gases derivados del cloro). Por tanto, era un círculo vicioso: el denominado agujero de la capa de ozono aceleraba el proceso de destrucción de la misma. La buena noticia era que también podría pararse y regenerarse.
Los estudios de los científicos eran claros: si no se paraba este proceso, la temperatura media del planeta podría llegar a aumentar 5 grados centígrados antes del año 2100. También se incrementarían los casos de cáncer de piel y de cataratas. Se reducirían los niveles de fitoplancton y, en consecuencia, se reduciría la biodiversidad.
No era la primera vez que la Tierra sufría esta amenaza. Las erupciones volcánicas ya provocaron una serie de extinciones masivas en el pasado. La más conocida fue provocada por un asteroide hace 66 millones de años y que, según se cree, precipitó la extinción de los dinosaurios.
El mismo planeta, distintas opiniones
Los esfuerzos del Tratado de Montreal van dando sus frutos. Según datos recabados por los satélites de la NASA, en 2005 se había reducido en un 20% el deterioro de la capa de ozono. Aunque se siguen emitiendo gases de manera ilegal, hay una estricta legislación al respecto. Los gobiernos, la industria e incluso los consumidores hemos cambiado nuestros hábitos.
No ocurre lo mismo con las emisiones de CO2 que causan el efecto invernadero y que también pueden llevar a un adelgazamiento de la capa de ozono. Administraciones como la estadounidense bajo la presidencia de Donald Trump comenzaron a desligarse de los acuerdos para reducir el cambio climático.
El denominado “espíritu de Montreal” no se ha seguido para luchar contra la contaminación atmosférica. ¿Por qué es tan difícil para el mundo repetir el éxito ambiental respecto a la capa de ozono y acordar medidas para detener el cambio climático?
El Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono no solo celebra que logramos tapar “el agujero enorme que se cernía en el techo de nuestra casa”, como algunos llamaban poéticamente al adelgazamiento de la ozonosfera. Era la primera vez que todos los países se ponían de acuerdo en materia medioambiental. Y los resultados son claros: se calcula que en 2030 se habrán evitado un 14% de cáncer de piel al año. Solo por poner un ejemplo.
Cuando los países trabajan juntos, el mundo respira mejor. La reducción del agujero de la capa de ozono es la muestra de todo lo que podemos cooperar en materia medioambiental.
