Protección solar más allá del verano y más claves para luchar contra el envejecimiento de la piel

Protección solar más allá del verano y más claves para luchar contra el envejecimiento de la piel

| Caldaria Hoteles y Balnearios

Es abril, el cielo está nublado, y tú sales a la calle sin protección solar. ¿Por qué ibas a ponértela, si ni es verano ni pega el sol? Ni se pasa por la cabeza. ¿Y si te dijese que la crema solar es clave durante todo el año?

Uno de los grandes errores que cometemos al cuidar nuestra piel es pensar que el daño solar es estacional. Pero la radiación ultravioleta, esa que envejece la piel silenciosamente, no se va de vacaciones, a pesar de que dejemos de comprobarla en nuestra app del tiempo cuando se esconde el sol. Ni en enero, ni en los días nublados, ni aunque estemos en la sombra.

El sol de invierno también deja huella

La radiación UVB (la que causa quemaduras) sí que disminuye en los meses fríos. Pero la radiación UVA, la que penetra más profundamente en la piel y acelera el envejecimiento, se mantiene bastante constante todo el año. Y sí, atraviesa nubes y ventanas.

Por eso, usar protección solar también en invierno es una inversión a futuro. En Corea lleva haciéndose desde hace mucho tiempo, razón de que siempre parezcan tan jóvenes. La piel tiene memoria y cada día sin protección suma pequeñas marcas que años después se convierten en manchas, arrugas o pérdida de firmeza. La buena noticia: estás a tiempo de cambiar el rumbo.

¿Y cómo lo hago fácil?

No hace falta complicarse. Una crema hidratante con SPF 30 ya hace mucho por ti. Si te maquillas, hay miles de bases con SPF incluido. Y si no estás al aire libre mucho tiempo, basta con aplicarlo por la mañana. Lo importante es la constancia, ¡es fácil, en serio!

Pero proteger la piel no termina ahí.

Aquí van algunas claves silenciosas (pero efectivas) contra el envejecimiento:

Duerme de verdad. Dormir bien no es solo descansar. Es cuando el cuerpo entra en modo reparación. Durante la noche, tu piel produce colágeno, regenera células y equilibra su hidratación. Dormir mal, en cambio, acelera la oxidación celular.

Hidrátate por dentro. La piel necesita agua. Parece básico, pero muchas veces lo olvidamos. Beber lo recomendado (2 litros al día) ayuda a mantener la elasticidad y el tono.

Moviéndote te rejuveneces. El ejercicio mejora la circulación, y una buena circulación lleva más oxígeno y nutrientes a la piel. Además, libera endorfinas, reduce el estrés (enemigo declarado del colágeno) y mejora la calidad del sueño.

La edad no es el enemigo

Cumplir años es inevitable, pero cómo los llevas en la piel es una historia que puedes empezar a escribir desde hoy. Porque envejecer no tiene por qué ser sinónimo de desgaste.

Así que sí, la próxima vez que salgas en invierno y no veas el sol, piensa que él sí te ve a ti. Y tu piel, silenciosa, te agradecerá cada pequeña decisión que tomes por ella.

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